Capítulo VIII: Sosiego

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El aroma de un dulce chocolate caliente despierta a Louis, se endereza en la cama y su cabeza martilla, la resaca lo ataca, sus manos tiemblan de la molestia

Toca la chaqueta en sus brazos e inhala el ciprés que esta suelta, su omega ronronea gustoso y es que ese alfa huele tan delicioso y fresco. Louis nunca ha olido algo que lo llene tanto, así que se aferra aquella tela
oliendo más profundo.

-¡Dios!- gime recostándose en la cama sintiendo el aroma de Harry llenar su sistema -Me volveré adicto si no me detengo.

Feromonas reciente de alfas pegadas a la tela, su omega aruñando por poder tener más de aquel aroma, lo desea, tener el aroma directo de la fuente, sabe que Harry es peligroso pero no puede evitar querer tenerlo a su lado.

Ha pasado un mes desde que Louis llegó, le ha tocado trabajar, Harry ha mantenido su distancia, no lo ha invitado a cenar de nuevo, ni tampoco han charlado. Louis pasa la mayoría de su tiempo trabajando, en el supuesto trabajo de Argineri, no debe hacer mucho y lo poco que debe hacer lo ha aprendido, no es tan bruto después de todo, ha mantenido la chaqueta de aquella noche del alfa, le gusta tenerla y al parecer Harry tan siquiera ha tenido que el omega aún la conserva.

Ha aumentado de peso, Jennie se encarga de alimentarlo de la manera correcta, luce más tranquilo pero no lo suficiente, ya que tiene el persistente pensamiento de buscar algo para poder liberarse a sí mismo.

Harry ha estado atareado, está haciendo un negocio de contrabando con ingleses y es bastante complicado, va a trabajar y pasa a su habitación, no se ha encontrado con el omega y tampoco parece estar seguro de querer encontrarlo luego de una reciente conversación que tuvo con Zayn sobre como el rudo omega tenía razón, Louis es bastante aventurado y no es que a él le importe la vida sexual de Louis pero piensa que es un omega muy cotizado, debe tener millones de alfas a su espalda esperando por él y Harry tiene otras cosas por las cuales responsabilizarse y concentrarse y no le queda tiempo para pelear con una hilera de alfas por el omega, por más bello que sea, no puede darle la espalda a Marsella, no puede abandonarlos, por más pesar que le cause.

Louis desayuna y va a una pequeña oficina que se le fue asignada donde no va a más que perder el tiempo y revisar todo a ver si encuentra algo que dañe a Marsella. Tiene una bella vista hacia una habitación oscura de la casa, donde hay un grupo de omegas junto al señor Cox tienen una actividad allí hoy, no sabe bien de que trata pero piensa que tiene que ver algo con sus cuerpos casi desnudos, recordándole a Louis una orgía, frotándose sin tener algún tipo de penetración.

Louis los mira desde dentro del segundo piso de la casa, observa a Harry, que alfa tan guapo, le roba sus suspiros, usa una camisa floreada desabotonada mostrando sus sensuales tatuajes y trabajado cuerpo, cabello corto peinado hacia atrás, algunas veces sonríe cuando los omegas se aproximan a su cuerpo, todos tratando de obtener algo del alfa.

Los omegas son de todo tipo, de tez blanca y oscura, labios delgados y gruesos, mujeres y hombres, todos pasando sus dedos por el cuerpo de Harry, mientras el alfa disfruta.

-¡Oh por Dios!- dice el omega para sí mismo refiriéndose a Harry.

Una vida inundada en lujos pero tan abrazada al peligro. No es muy diferente a la de Louis sólo que él vive en condiciones de vida miserables.

Recuesta su mejilla a la palma de su mano mientras mira a Harry por la ventana.

-Tan apuesto- suspira.

La respiración de Louis es robada cuando Harry quita su camisa uniéndose a los demás omegas en un cuarto oscuro, llenando su trabajado cuerpo de sudor, haciéndolo lucir sensual. Harry al parecer no sabe que hay un par de ojos curiosos mirándolo desde lo alto como un acosador.

BAGDAD [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora