Capítulo XXX: Sé que aún me amas

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Habían pasado los dos días que le dio a Harry de tiempo.

Estaba comenzando a sentirse desesperado, ¿Será que Harry no iría a buscarle? El alfa se lo había prometido.

Aún sentía la emoción en su pecho de cuando le vio, fueron unos cuantos minutos, ni siquiera fue una hora pero le había sido suficiente para estar
feliz.

Su objetivo era ver a Harry y lo había logrado, ahora sólo le faltaba hablar con él y rogar su perdón, no podía dejar la sensación de felicidad, lo ansiaba, cuando lo vio quiso llorar y su corazón latió tan fuerte como hace meses no lo hacía.

Se recostó cansado en la cama.

¿Harry qué pensaba? ¿Qué esperaba para venir? Estaba muy aburrido allá solo.

Bufó y se puso de pie, asomándose en el balcón de esa habitación que daba con la calle.

Las personas pasaban apuradas y con compras en sus brazos, era una tarde bonita, el sol estaba brillante y el cielo era de un color rosa y naranja, anunciando el atardecer.

Louis tampoco podía quedarse demasiado aunque quisiera, ya casi no tenía dinero y también debía regresar a trabajar pronto, se le agotaba el tiempo y lo ponía triste.

Pero, ¿Qué se suponía que debía hacer? No podía salir a buscarlo, ni siquiera sabía dónde estaba Harry y ya había ido al restaurante del día anterior y no lo vio por allá.

Había perdido dos días en nada, porque Harry parecía no querer verlo y no había ido a buscarlo.

Quiso llorar cuando anocheció y aún no pasaba nada. Triste suspiró y se recostó en la cama observando la oscuridad del cielo desde su ventana.

Se sentía solo y vacío ahí, podía escuchar los autos en la calle y risas de la habitación del lado, quería ver a Harry, así al menos se sentiría seguro.

Cambió su ropa por una pijama decidido a dormir luego de haber estado llorando, apagó la luz de la lámpara y suspiró, antes de romper en llanto.

Sollozaba y se encogió del dolor, intentando acallar los ruidos de su llanto.

Harry le había mentido, no había ido.

Con cansancio luego del llanto se quedó dormido completamente, su nariz roja y mejillas húmedas, con frío.

Dormía profundamente a eso de las dos de la madrugada cuando fuertes golpes comenzaron a caer en la puerta de su habitación.

No mentiría, tenía mucho miedo, tanto que un aroma a omega asustado invadió toda la habitación. Los golpes persistieron hasta que tuvo que tomar valor y levantarse, con sus pies descalzos tocando el frío suelo se acercó al agujero de la puerta.

Se asomó y encontró justo a un hombre de ropa negra, gorra y mascarilla negra también, no podía ver bien su rostro pero tenía mucho miedo.

Sin embargo, si le buscaban, debía ser por algo, así que intentando tomar valor y ser valiente, abrió la puerta un poco y asomó solo los ojos. El hombre le empujó fuerte entrando a su habitación.

Louis tembló cuando vio que era alto y no sabía quien era, no fue hasta que el hombre quitó la mascarilla de su cara que Louis pudo respirar.

—¡Ay Harry, por dios!— mencionó con alivio.

Harry frunció el ceño hacia él —¿Qué te pasa? Apesta a conejo nervioso acá adentro.

Louis suspiró —Me asustaste.

Le miró indiferente —¿No me dijiste que viniera?

—Sí pero no sabía que eras tú, estás todo de negro, pareces la muerte— mencionó colocando su mano en su pecho para calmar su corazón.

BAGDAD [l.s]Where stories live. Discover now