Capítulo 29

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Me dolían hasta las pestañas, habían sido las horas más angustiosas de mi vida. Pensaba darle unos azotes a esa niña por hacérmelo pasar así.

Entre abrí los ojos acostumbrándome a la luz, en ese momento sentí un peso en mis piernas miré en esa dirección y me encontré a Sander recostado en ellas, llorando.

— Te amor, por favor perdóname

Mi corazón se encogió al escuchar su voz entrecortada. Estaba aquí conmigo. Durante las siete horas que estuve sola, solo podía pensar que él no iba a venir, que no estaría aquí conmigo, con nosotras.

Llevé una de mis manos a su pelo acariciándolo lentamente haciendo que levantará la cabeza de golpe para mirarme, tenía lagrimas en las mejillas que estaban sonrosadas, grandes ojeras y el pelo como si se hubiera peleado con un león.

— Hola— Susurré sonriendo ligeramente

— Perdón— Su labio inferior empezó a temblar

Tiré de el para abrazarlo dejando que las lagrimas salieran de mis ojos sin control, llevaba esperando este momento mucho tiempo, el volver a sentir sus brazos y su aroma junto a mi.

— Te amo mucho — Susurró en mi oreja dejando un beso detrás de esta

— Yo también— Después de decir aquellas palabras que tanto había anhelado decir me apretó más.

En ese momento la puerta se abrió dejándonos ver a la enfermera que venía con una cuna, nos sonrió y se fue dejándonos a los dos mirando en dirección al bulto de color verde que se encontraba en esta.

Sander se levanto acercándose despacio para cogerlo en brazos destapando a la pequeña que le miraba con ojos curioso, le dejé un hueco en la cama para que se sentara a mi lado. Era el bebé más bonito del mundo, su piel era blanca, pero no en exceso; le quité el gorro dejando ver su pelo de color negro como el carbón y sus grandes ojos de color gris, como todos los bebés, que nos miraban atentamente. Para tener solo unas horas de nacida era muy espabilada.

— Es preciosa— Susurró el pelinegro embelesado mientras le acariciaba la nariz.

La pequeña bostezó antes de empezar a hacer muecas para empezar a llorar, Sander me la paso suponiendo que tendría hambre por lo que me baje el camisón dejándola que se pegara a mi.

— Auch, me has mordido pequeña sanguijuela

Sander sonrió acariciando la cabeza de la bebé que cerraba los ojos sin dejar de succionar.

Dirigió sus ojos azul eléctrico hacía mi antes de besarme haciéndome sonreír.

— Cuando sonríes creo que es posible

— ¿El que?

— Poder salir de este pecado y ser bueno para ti, para ella

Le besé la mejilla recargando mi cabeza en su hombro viendo a nuestra pequeña hija que se había quedado dormida del todo, ¿Podía ser más feliz? ahora mismo me sentía la persona más feliz de este maldito mundo.

(...)

Después de unas horas por fin nuestra familia se había ido, amaba tenerlos a todos cerca, pero lo único que quería era descansar.

— ¿Viste a los mellizos? — Me preguntó Sander mientras me peinaba enfrente del espejo del baño, se había ofrecido a ayudarme a duchar ya que olía a sangre y sudor— Estaban embelesados, ni siquiera hablaban.

— Los vi, ha sido muy gracioso.

Y era la verdad, los mellizos no habían emitido ningún ruido por miedo de despertar a la bebé, incluso reñían a mi padre y al de Sander cuando superaban el limite de decibelios establecido por ellos. Iban a ser los mejores tíos del mundo.

Observé a Sander mirar a la hora en su reloj antes de sonreír y besa mi mejilla

— Felicidades amor

¿Qué persona se olvidaba de su cumpleaños? pues claramente yo, pero tenía excusa ya que estaba recién parida.

— ¿No ter acordabas?— Me picó la mejilla haciendo que le mirara mal mientras se reía

— En mi defensa diré que estaba trayendo a nuestra hija al mundo

— Te lo agradezco cariño ha sido un hermoso detalle— Se burló, pero se le paso rápido cuando le di un codazo en el estomago — ¿Cuántos cumple? ¿Diez?

— Veintiuno idiota

— Uy que mayor

— Tu eres un viejo— Le molesté

— Los treinta son los nuevos veinte amor mío— Me miró para quedar enfrente de el antes de abrazarme dejando mi cabeza recostada en su pecho— Me he casado con una niña

— Y yo con un viejo

Me dio un azote antes de ayudarme a salir del baño, le miré con los ojos entrecerrados mientras que el sonreía cuál angelito mientras me ayudaba a subir a la cama.

— No soy una invalida Sander

— Pero hace unas horas te han saco un bebé del tamaño de una sandía por ahí abajo, no me jodas— me reí de lo idiota que era cuando puso una mueca de horror y fingió un escalofrió— No eres wonderwoman

— Eso lo dices tu

— Admiro a las personas como tu, estáis a todo, hacéis quince cosas a la vez yo flipo, ósea sois perfectas; yo de mayor quiero ser como tu— Se tiró de manera dramática al sofá— Dios mío si yo la he cambiado el pañal y he acabado lleno de orine de bebé

— Eso es por que soy una super mamá— Dije bostezando

— Anda super mamá, duérmete antes de que la pequeña sanguijuela se despierte.

Negué divertida antes de hacerle caso, tenía razón tenía que dormirme antes de que la bebé llorona se despertara berreando sin parar, amaba a mi bebé pero me cobraría las horas de sueño perdidas levantándola de adolescente a las siete de la mañana un sábado.

Sonreí ante mis ocurrencias, el cansancio ya me hacía delirar. Bostecé una vez más escuchando de lejos la risa de Sander antes de dejarme ir en los brazos de Morfeo con una sonrisa en la cara.



Bueno hemos llegado al ultimo capítulo, pero no os preocupéis que mañana subiré el epílogo.

¡Esto no acaba aquí! durante la semana subiré el prologo y el primer capitulo de la segunda parte de esta saga así que estar atentos a mi perfil.

Besis de fresi para todos 

XOXO

La seducción de la soberbia (#1SPC)Where stories live. Discover now