𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

1.6K 223 64
                                    

Miraste a ambos por un segundo, tomando una decisión rápida tus pies se movieron esquivando algunas raíces enormes que podrían hacerte tropezar. En cuestión de segundos te encontraste tirando del pantalón negro del cocinero.

—¿Qué cojo- oh, ¿Qué haces aquí? Puede ser peligroso.

—Quería explorar ¿puedo ir contigo?

La expresión de Sanji se suavizo al ver que estabas más que emocionada por tener una aventura a su lado, suspiró ocultando una sonrisa para tenderte la mano y que no tuvieras que caminar agarrada a su pantalón. Que vuestras manos estuvieran entrelazadas ayudó a que no te tropezases más de una vez debido a que ibas tan atenta a 'pequeñas' cosas —si se considera pequeño a los pterodáctilos— que apenas eras consciente de por donde caminabas, esto solo hizo que Sanji sostuviera tu mano con más fuerza siempre que tu cuerpo se tambaleaba hacia adelante por golpear una raíz con tu pie.

En cierto punto el rubio se quedó inmerso en sus propios pensamientos, básicamente eras tú quien lo arrastraba. Entonces soltaste su mano por un segundo para agacharte a mirar una huella enorme que parecía bastante reciente. Sanji detuvo sus pasos porque paraste delante de él, sin embargo todavía permaneció dentro de su mente. Al levantar la mirada te encontrarte cara a cara con las narices de un dinosaurio, en concreto un T-rex. Giraste la cabeza al igual que tu pájaro, os mirasteis durante unos segundos en silencio antes de reaccionar.

Mientras que un graznido de completo horror salió de sus fauces, un grito de completa admiración salió de tu boca, ambos chillidos hicieron que Sanji saliera de su aturdimiento justo cuando el dinosaurio tenía la boca completamente abierta preparado para devorarte sin que siquiera te dieras cuenta debido a que seguías fantaseando con el haber estado tan cerca de un T-rex.

—No vayas a... —la furia del rubio se disparó en tan solo un segundo, golpeando la mandíbula del animal antes de que pudieras girar la cabeza— ¡comerte a mi pequeña princesa!

Jadeaste al encontrarte con el dinosaurio completamente fuera de combate, te cruzaste de brazos mientras que Shiroi suspiró aliviado, parecía el único realmente consciente del peligro, incluso te enfadaste un poco con Sanji porque no te había dejado ver al animal prehistórico por más tiempo.

—Ya te dije que lo siento, la próxima vez que veamos otro T-rex te dejaré acariciarlo.

Lo miraste aún con un puchero en tus rasgos, sentada sobre el lomo del dinosaurio que ahora arrastraba hacia el barco.

—¡Y me enseñarás a horneas galletas!

—Bueno, eso no es tan malo.

Sonrió para si mismo, imaginando a ambos cocinando como padre e hija, la escena hizo que sus ojos se transformasen en corazones, haciendo un extraño baile, parecía un torbellino de emociones, incluso se subió hasta donde estabas para abrazarte mientras murmuraba cosas incoherentes a tu parecer, pero no te importó ya que una vez que envolvió sus brazos al rededor de tu figura te relajaste, el pequeño mosqueo se deshizo por completo.

El resto del camino hacia el barco fue más tranquilo, sin ningún otro incidente con dinosaurios o criaturas que quisieran comerte viva, lo cual, fue aburrido para ti. Al llegar al barco nadie parecía estar cerca, os encogisteis de hombros decidiendo esperar mientras que Sanji te preparaba la merienda.

—Esto es muy raro, todavía no ha aparecido nadie...

—¿Tal vez están recogiendo flores? El barco necesita decoración bonita.

El rubio se rio entre dientes, asintiendo ante tus conjeturas, seguro que estaban haciendo de todo menos eso, pensar que creías eso era adorable. Pero realmente se preocupó cuando pasaron unas horas sin que ninguno apareciera, si solo fuera Zoro lo dejaría pasar pero no podía dejar que Nami y Vivi estuvieran desaparecidas por tanto tiempo ¿y si necesitaban la ayuda de un galán? El hecho de imaginarse a sí mismo como un caballero de brillante armadura le animó a emprender la búsqueda de sus compañeros, más bien, de las chicas.

—Mira Sanji, ¡es un león dientes de sable!

Señalaste con brillos en los ojos, el cocinero murmuró algo que no llegaste a escuchar luego de darle unos cuantos golpes al animal para 'domarlo'. Sinceramente te habrías quejado de su método agresivo pero como montasteis sobre su lomo lo dejaste pasar mientras acariciabas la cabeza del animal.

Unos minutos más tarde os encontrasteis con una casa cuadrada bastante rara, mientras que Sanji abría la puerta tú te dedicaste a tocar la pared, olfateando un poco, olía como si fuera una vela, te extrañó pero lo dejaste pasar. Dentro era bastante acogedor, tanto que incluso os parasteis a tomar un té, a petición tuya.

—El té es bastante bueno.

Asentiste afirmando las palabras del cocinero, os quedasteis en silencio por unos segundos y luego escupisteis lo que estabais bebiendo.

—¡Se supone que estaba buscando a Nami-swan y Vivi-swan!

—¡Tengo que buscar a Zoro! Estoy segura de que se ha perdido.

Cada uno gritó una cosa mientras os levantabais a la vez, antes de que pudierais retomar la búsqueda algo empezó a sonar dentro de una cesta. Te acercaste sacando un Den Den Mushi con bigote y rayas verdes, lo dejaste encima de la mesa para que Sanji lo alcanzara, antes de que alguien hablara o el cocinero reaccionase, hablaste.

—¿Hola?

—Soy yo, Mr. 0.

—Adiós.

Colgaste de inmediato con una sonrisa inocente decorando tus rasgos, provocando que el hombre contuviese una ligera carcajada, sin embargo se puso más serio cuando el Den Den Mushi volvió a sonar, haciéndote señas para que le dejaras a él hablar, la voz volvió a sonar un poco más irritada.

—Espero que hayan terminado con sus estúpidas bromas, ahora, han pasado varios días desde que te di las órdenes ¿Qué está pasando Mr. 3? —esperaste a que Sanji respondiera pero parecía estar pensando— Te he hecho una pregunta ¿has acabado ya con la princesa Vivi y la tripulación de los Mugiwara?

El rubio dio una calada a su cigarro, subiste al sofá durante esa breve pausa, cuando te acomodaste a su lado estiró sus piernas dejándolas sobre la mesa antes de responder.

—Sí, he seguido tus órdenes, he quitado a todos esos bastardos que saben tu secreto, así que no necesitas mandar a ningún otro.

—Bien, los desafortunados están yendo hacia ti ahora, verificarán tu trabajo y entregarán algo.

Desconectaste de la llamada cuando tu pájaro picoteó tu mejilla, lo miraste con la cabeza inclinada, él tan solo señaló con su ala a las ventanas redondas de la casa, miraste en silencio como una nutria y un buitre se posaron sobre el alfeizar, Sanji pareció notarlos, los dos animales empezaron a pelear cosa que te dejó completamente confundida, igualmente te enfadó un poco que quisieran golpear al rubio.

—¡Parad! está mal pegar a la gente sin una buena razón.

Contradiciéndote por completo golpeaste a la nutria mientras que Sanji se encargó del buitre. Te cruzaste de brazos mirando a ambos animales, dándoles una pequeña charla de la que apenas eran conscientes porque prácticamente estaban desmayados, pero eso no evitó que los regañases por comportarse mal en un principio. Cuando terminaste notaste como uno de ellos dejaba caer una brújula mucho más grande que una log pose, fue una eternal pose, la agarraste con curiosidad, llamando la atención del rubio al mismo tiempo que levantabas el objeto para observarlo desde diferentes ángulos.

—¿Mmh? ¿Eso es una...?

Asentiste con una sonrisa, guardando el objeto en tu bolsa con cuidado, Sanji se encogió de hombros, ya tendría tiempo de investigar hacia donde iría la eternal pose, aunque podía hacerse una idea del destino, por el momento debíais seguir buscando al resto de vuestros camaradas.

𝗙𝗿𝗲𝘀𝗵𝘄𝗮𝘁𝗲𝗿┃One Piece [HIATUS]Where stories live. Discover now