5. La casa Black

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Se alejaba poco a poco de la ciudad y se dirigía a los lugares más acomodados de Londres. Lo sabía porque había salido de lo más lejos que había estado de su perímetro, luego muchos campos de cosecha. Remus no tenia idea que algo del suelo de Londres fuera fértil. Al terminar esas hectáreas, pudo ver unos conjuntos de casa más grandes de las que había visto donde vivía y algunas personas que se vestían como servidumbre de la época. Supuso que era la clase media. Pobres, pero no tan pobre como para no tener servidumbre. Ricos, pero no tan ricos para que los aristócratas los tomen en cuenta.

Sirius pareció igual de interesado que Remus, mirando por las ventanas del carruaje cuando pasaron por ese lugar en específico. Remus notó después de unos segundos que su curiosidad no era la misma que la de Remus. Buscaba cuidadosamente, miraba todo lo que sus ojos le permitían, se quedaba analizando los rostros de las personas que veían. Estaba buscando algo o a alguien.

"Si sales podré tener una excusa para bajar del carruaje y al menos saludarte, Andrómeda. Sal" pensaba Sirius.

Todos los días que tenia la oportunidad de hacer el tramo de su casa a los barrios pobres, pasaba por ahí. No era muy seguro que su prima estuviera ahí, tal vez incluso podía haberse ido del país, pero no perdía la esperanza de un día ver a Andrómeda o Ted salir de alguna de esas puertas.

El camino terminó y Sirius volvió a pegar su espalda al asiento y mirar sus palmas.

Remus no lo había visto perder su energía en el poco tiempo que lo había visto (Considerando que había pasado por miles de emociones en todo ese rato), era extraño. No iba a preguntar, obviamente, pero aún así tenia curiosidad.

Peter cabeceaba para no quedarse dormido y James sostenía un libro, aunque Remus no estaba seguro si realmente lo estaba leyendo porque no pasaba de página hace una hora que iba de camino, solo se limitaba a sonreír sobre el libro, cerrarlo y volverlo a abrir. Tal vez no sabe leer, pensó Remus.

El conductor le avisó a Sirius cuando se aproximaban al lugar. Remus supuso que lo vería emocionado por poder pintarlo, pero, al contrario.

Sirius estaba feliz de por fin haber encontrado a Remus, pero el aspecto de esa casa, la gente que vivía adentro y los recuerdos que llevaba consigo te causaban repulsión. Al menos sus primas y sus padres habían salido del país y tendría la menos una semana de completa paz, sin contar la presencia de Regulus.

Al bajar del carruaje se aseguró de sonreír para no incomodar a Remus, que miraba el lugar con asombro disfrazado con un rostro lleno de seriedad. Sirius sonrió para si. Remus podía ocultar fácilmente las expresiones de su rostro, pero sus ojos eran mil veces más expresivos que cualquier gesto. Eso tenía loco a Sirius.

¿Qué tan grande era la familia de este fulano? ¿Había necesidad de tener una casa tan grande? Dios, podría meter a todos sus conocidos aquí y les sobraría espacio para alquilar a más. El olor a sucio y cualquier olor pudoroso se había ido de las fosas nasales de Remus. Todo lo que podía oler ahora era flores y césped recién cortado. ¿Qué diablos?

Empezó a sentirse como lo único que no encajaba y lo único que olía mal en ese lugar. Trató de olerse a si mismo con cuidado de que nadie se percate, pero sintió como un brazo le pasaba por los hombros amistosamente.

James sonreía, tal vez ignorando el olor de Remus por completo, miraba a la casa como si fuera la primera vez que la veía – Es linda ¿verdad? – Remus asintió, no le gustaba el contacto físico, pero James lo hacia con tanta naturalidad que Remus se sentía cómodo. James silbó – Estoy seguro de que Sirius o Peter te darán un recorrido en cuanto me vaya.

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