Capítulo 26: "¿Huevas de pescado o nuez?"

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El día pareció consumirse en solo minutos, cuando menos imaginó la noche apareció dejando como única luz del lugar la chimenea.

El calor es plácido, el olor a roble encantador y sin duda que la calidez de William y Harry lo hacen sentir en un hogar; cree que lo único que necesita para que este se sienta completo es a su fiel amigo Clifford.

Mira alrededor, dos frazadas sobre el sillón donde habían descansado unas horas. En la pequeña mesa de la cocina localiza unas cuantas bayas, encontró a unos metros del hogar un arbusto de moras y arándanos.

Louis camina hasta la parte trasera de la cabaña, encontrándose a Harry sentado sobre unas jabas de madera con William sobre su rodilla.

—¡Abb-paaaaa!

—¡Allá! -corrige Harry riendo.

El pequeño apunta a la nada, mientras Harry le trata de explicar algo que ni el mismo entiende.

—¿Qué señala?

—No lo sé -responde -señala cosas... no lo sé.

—Puntea los árboles -Louis objeta sentándose de cuclillas a su lado -, si... está señalando a los árboles.

Harry observa el cielo, mira esas puntas de los viejísimos árboles que los rodean perdiéndose con la oscuridad la noche.

Entre los pinos y la neblina se asoma esa preciosa luna llena.

Se encuentra en esa pulcra fase, donde su resplandor es envidiable y su luz divina; asimismo avisando que el doloroso frío comenzará.

Esa es luna de invierno.

—Los árboles parecen monstruos desde aquí... no me quiero imaginar lo tenebrosos que podrían ser para un niño.

Los búhos anuncian la noche, y ahora quien es testigo de ellos es esa preciosa luna llena.

Es tan celosa... hasta parece que se ha mostrado completa solo para demostrar su dominio.

El domino que tiene sobre estos amantes.

Gracias a ella estos se encuentran, gracias a ella estos conviven.

Gracias a ella estos se aman, solo iluminados con su sublime luz.

Bastante paradójico que la luna sea su sol, y la noche su día.

Pero... algo tan prohibido jamás vería la luminaria del sol.

Ambos se sientan admirando a su compañera, Louis en el suelo con William en brazos listo para dormir mientras que Harry recarga los antebrazos en sus hombros mientras está sentado en la jaba con Louis entre las piernas.

Louis acaricia su mano, la toma con la suya sobando sus nudillos.

—¿Cómo llegamos a esto?

—No tengo idea, cariño -responde el piloto.

Las estrellas se dejan ver preciosas esta noche a pesar de la neblina.

El silencio a su alrededor ofrece un misterio acogedor.

Ambos experimentan temor, como cada encuentro que viven.

Sintiendo como si este fuera el último.

Ambicionan que la noche fuera para siempre...

Anhelan romper los relojes del mundo, solo para que el tiempo no avance.

Sonríen, dándose cuenta que sus mejores conversaciones siempre han sido por la madrugada.

1919 (L.S.)Where stories live. Discover now