1919 (L.S.)

Capítulo 5: "Pecaminosamente intrigante"

Hoy cumplen tres días viéndose diariamente.

Harry llega encontrándose a Louis bajando del auto en las escalinatas, este lo mira indicando que lo acompañe.

El piloto no puede creer tal trato que le dan solo por ser el Secretario de Seguridad.

Una mujer se acerca cuando el mayor pisa el palacio, pasando una franela por los mocasines deshaciéndose de cualquier rastro de polvo o lluvia, Louis se niega varias veces pero la mujer insiste mientras se rinde enfadado.

Cuando suben las escaleras otras mujeres preguntan cómo pretende degustar el té esta mañana, Louis niega de nuevo mencionando que indicará el momento donde quiera el té en su oficina.

El mensajero comunica las noticias oficiales y el asistente abre la puerta de la oficina.

—Que agobiante -menciona Harry una vez dentro.

—Demasiado, me han llegado hasta limpiar el sudor de la frente como si no pudiera hacerlo por mi cuenta, es inhumano.

¿Es acaso este chico el Secretario de la Seguridad Nacional?

Bastante humilde, piensa Harry.

—¿Por qué lo hacen? -curiosea.

—Por miedo -contesta de inmediato -, no me tratan así por respeto, dudo que me respeten, lo hacen por temor a como yo vaya a reaccionar contra ellos si no lo hacen. Anteriores mandatarios los trataban mal, les insultaban y hasta agredían si no cumplían esos ridículos detalles, es por eso que lo hacen, por temor a que yo reaccione abruptamente.

—Es triste...

—¿Sabes qué es lo más descabellado?, mujeres han llegado a ofrecerme su cuerpo.

—¿No crees que quizás te desean?

—No -objeta Louis -, no lo hacen.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?

—Porque cuando las he rechazado se sueltan a llorar frente a mi mientras agradecen una y otra vez, ¿crees que sí alguna de ellas me deseara haría eso?

—Eran obligadas –susurra Harry.

—No es con respeto su trato hacia mí; es con miedo.

Harry afirma con su rostro.

(...)

—Son las once... -dice Louis colocando el reloj de bolsillo en su saco - ¿me acompañas?

—¿A dónde?

—Conseguir algo para almorzar.

Aunque realmente es su primer alimento del día, había estado tan inquieto y desesperado que se negó a desayunar en su hogar.

Solo sentía el sabor del té y tabaco en su paladar.

-—De acuerdo.

Una vez en el auto, Louis le indica el destino al chofer: Simpsons Tavern.

Harry casi pasa su dedo por el cuello del Feldrock para aflojarlo y tragar al enterarse del lugar.

Uno de los restaurantes más costosos y exclusivos de la ciudad.

Al llegar, una pequeña fila esperaba, Harry ni siquiera se había dignado antes en pasar por el lugar, ¿para qué?, prefería mil veces comprar un cono de periódico con pescado y papas. Esta vez acompañaba al Secretario de Seguridad, sería de esperarse seguirlo a los lugares que suele frecuentar; y está claro que no suele ir a un puesto callejero de pescado frito.