Capítulo 16: "Ezequiel I, 16:8"

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—Fue una noche divertida -pronuncia Rose después de que su esposo la ayudara a subir al auto.

—Si... fue buena.

—Ese chico...

—¿Cuál? -contesta el hombre de inmediato.

Frederick suelta una sonora risa al escuchar a su jefe en un repentino ataque de celos gracias a su esposa.

Si... claro, celos... por su esposa.

—El que estaba acompañado por el banquero... el mismo que besó mi mano.

—Oh, ¿Cox?

—¿Ese es su nombre?

—Si. Un viejo subordinado de mi antigua tropa.

—Es lindo.

—¿¡Lindo!? -chilla Louis.

Fred ríe aún más.

—Es guapo.

—¡Rose!

—¿Acaso estoy mintiendo?

Louis traga.

No, claro que su esposa no miente.

No sabe sí está ella a punto de insinuar su mariconería justo como lo hace en privado.

O simplemente su esposa se sintió cautivada por su amante.

Le hierve la sangre de solo pensar como ella es atraída por su hombre... es... su hombre, solo de él.

Su pareja en las sombras, su amor en la reserva... su hombre.

—No sé qué quieras realmente decir.

—Que es guapo y demasiado amable -agrega la mujer con una involuntaria sonrisa -. Me agradó. Deberías de invitarlo más seguido si es que es tu amigo, capaz y su mujer es igual de amable que él.

O su hombre...

—Si... claro.

—Genial -sonríe la pelirroja.

Louis la observa por unos minutos más, tratando de descifrar si es sarcasmo, burlería o en verdad su esposa ansía una amistad con el hombre y su pareja.

—Me alegra que disfrutaras la noche -llama Louis su atención tomando su mano para llevarla a sus labios.

Robando el beso que su amante dejó hace unas horas en su piel.

—Lo hice, cariño. Gracias.

—No es nada.

Una vez en su hogar, ambos toman camino a sus propias habitaciones.

(...)

Harry camina por la oficina de correos en busca de su apartado postal, el no tener un lugar fijo donde vivir lo orilló a rentar un cajoncillo donde su madre y hermana podrían comunicarse con él en cualquier situación de emergencia.

Su quincena ya ha sido cobrada y planea dejarla en las manos de su madre cuando llegue el día viernes.

Tendrá que apresurar el mensaje a Louis de que se irán a la casa de su madre mañana, aun no le había explicado ese pequeño detalle.

Según el gran reloj de la oficina postal, es jueves, los días pasaron volando... al pie de la letra ya que apenas el día de ayer regresó a Londres, el domingo por la mañana tuvo que salir a la base Oeste a revisar los últimos detalles de los aviones que se habían terminado de construir.

Estaba realmente orgulloso de ellos.

Descubre una carta que evidentemente viene de la dirección de su madre pero es la caligrafía de Anna, su hermana.

1919 (L.S.)Where stories live. Discover now