Mierda, Alexander

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Todo lo de la mañana fue muy raro pero justamente ahora no me detuve a pensar en eso ya que me encontraba demasiado emocionada por la idea de salir mas allá de las grandes casas que rodeaban los suburbios. 

Debía verme linda pero no demasiado como para que alguien me reconozca. Un vestido rojo y una chaqueta negra para cubrir la desnudez de mis hombros y cuello. Hacia mucho que no me tomaba este tiempo para arreglarme así. 

Alexander estaba apresurándome como siempre <<Una de las muchas cosas que le molestaban de mi eran mi impuntualidad>>

¿Pero yo que podía hacer?

—¡Cass, ya vámonos! —Gritaba el desde abajo, me termine de colocar el labial  y corrí escaleras abajo.

—No tienes que gritar. —Mencione mientras tomaba el bolso

—Carajo —Lo mire preocupada <<Me veía como si tuviera un agujero en el pecho>>

Y fue justo ahí donde pensé bien la idea de traer un vestido tan corto

—¿Que? —Corte el silencio mientras bajaba las escaleras

—Nada... —Murmuro y abrió la puerta aun viéndome —Dos horas para arreglarte me parece una exageración... —Rodé los ojos y salí de casa.

Cerró la puerta con fuerza y comenzamos a caminar.  En todo el trayecto no intercambiamos ninguna palabra, era algo incomodo por algún motivo <<Anoche habíamos hablado mas de lo normal y ahora esto... no tiene sentido>> solo lo miraba de reojo unas cuantas veces, mirando detalladamente sus ojeras y sus ojos cansados.

Al llegar al bar de el otro día lo primero que hizo fue tomarme de la mano y jalar de mi hacia adentro <<Hacia la barra para ser mas exactos>> Acomodo mi banquillo y se sentó demasiado cerca a mi.

—¿Qué haces? —Pregunte atontada, el aun sostenía mi mano

—Se llama marcar territorio, niñita. —Dijo muy despreocupado y sin mirarme

—¿Disculpa?

—No lo tomes personal pero todo el maldito mundo esta con los ojos sobre ti... —Fruncí el ceño, el me tomo del mentón para guiar mi rostro y dar un rápido vistazo a las personas que nos rodeabas las cuales efectivamente tenían los ojos sobre nosotros.

—Por...

—No digo que te lo hayas buscado tu pero la gente es un tanto descarada con los ojos y manos. Simplemente calmo a los perros. No tocaran lo que es mío y tu podrás estar tranquila

—Gracias pero estas arruinando todos mis chances de conocer a alguien e incluso socializar

—Lo lamento... no, en realidad no. Esto me divierte

—Pesado —Lo golpee y obligue a soltar mi mano

—Tu me obligaste a traerte, nena. Esas son mis condiciones —Me guiño el ojo lo cual me hizo enojar mas.

—Alex Ross... —Un hombre de unos 40 años se acerco a la barra con un vaso se vidrio en la mano. —¿Qué te sirvo?

—Hola Rubén... —Alexander le sonríe al tal Rubén, amablemente <<Raro>> —Lo de siempre 

Este asintió y saco un pequeño vaso y lo lleno de algún liquido marron. Alexander bebió todo en un segundo y dejo el vaso en la barra, se levanto y fijo su mirada en mi.

—Debo hacer unas cosas... cuídala ¿si? —Le dijo a Rubén, este asintió.

—No necesito que me cuiden, Alexander

Siempre has sido túWhere stories live. Discover now