T3 CAPÍTULO 3 - ARTEFACTOS

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Pasaron unos minutos y algunos bebían, otros simplemente conversaban y yo me quedé sola sentada en las escaleras mientras lágrimas silenciosas caían por mis mejillas y fumaba un cigarrillo.

Mi teléfono me sacó de mis pensamientos ya que comenzo a vibrar. Lo saqué y Joan me llamaba. Apagué el cigarrillo y contesté.

— Hola, Joan — limpié mis lágrimas con las yemas en mis dedos.

¿Cómo estás? ¿Cómo llegaste? exclamó entusiasmado.

Todo está perfecto, hubo una reunión... cómodamiré hacia los demás encontrándome con la mirada de Richie, quien la desvió al instante fingiendo una charla con Bill y este solo lo miraba con rareza.

Me alegra bastante, te esperaré lo que sea necesario y espero puedas divertirte sonreí.

Gracias. Nos veremos pronto y seguiremos con nuestra vida dije en un tono alto.

Está bien, nos vemos. Pero antes... — suspiró —  T-te amo, ______, sé que no es el momento, pero... cuando vuelvas quiero tener una vida contigo, me enamoré de ti abrí los ojos como platos y carraspee la garganta.

Yo también, Joan, te quiero, cuídate, hablamos cuando regrese ¿Está bien?.

Estaré aquí cuando regreses colgamos.

Simplemente traté de ocultar mi claro sonrojo y guardé mi teléfono. En eso Ben se acercó sonriente.

— Así que... ¿Novio? O ¿Esposo? — tenía las manos en su chaqueta y una pequeña sonrisa pegada en su rostro.

— ¿Qué? Na... — se acercó el de lentes curioso.

— Así que no perdiste el tiempo — se llevó la atención de todos — Es algo increíble lo que se olvidan tan rápido las cosas — sonrió sarcásticamente mientras se cruzaba de brazos con seriedad.

— Richie, pasaron 26 años — habló Eddie y este lo golpeó en el estómago.

— ¿T-tienes novio? — se acercó Boris abriendo los ojos como platos, creí que se le saldrían.

Al parecer todos me escucharon.

— Escuchen, yo...

— Con que novio, me alegro por ti — Bill apareció muy contento.

— ¿Quién es el afortunado? — Mike vino con esa sonrisa que lo definía. Eso hizo que dibujara una sonrisa en mi rostro.

— O afortunada — Bev sonrió un poco apagando el cigarrillo.

— O desafortunado — miré mal al de lentes.

— Dime que se protegieron y no hay niños... o enfermedades — Eddie hizo una mueca y los gemelos lo miraron mal.

— Eso sería horrible — nuevamente habló el de lentes — Tienen... ¡¿Bebes?! — alzó la voz.

— O dios mío, ¿qué edad tienen? ¿Son lindos?.

— ¡Silencio! — exclamé y callaron al fin — Primero, no está bien escuchar conversaciones ajenas, niños — rieron — Segundo. Joan es mi compañero de trabajo, nada más. Tercero, no tengo hijos ni... enfermedades ni siquiera debería decirles — me crucé de brazos levantando ligeramente una ceja.

— Y por qué dijiste "Yo también, Joan, te quiero, cuídate" — Richie "imitó" mi voz con el ceño algo fruncido.

— No habló así, tarado — entrecerré los ojos, lo miré fijamente acercándome a él y este dio un paso atrás — Es mi amigo, no tengo que darte explicaciones, Tozier.

Solo Un Camino... Gemelos TozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora