Capítulo 18

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- ¿Tu novio le gustaría?- me pregunta muy serio.

- No tengo- me sincero, sé que está muy impactado- Ese era un doctor que ayudó a Lucy cuando se quemó mi cocina- explico con una pequeña risa- Valía la pena tus reacciones cuándo pensabas en el.

- ¿Te gusta que la gente muera por ti, eh?- me pregunta con ironía y me besa en la boca- Ya no me tengo que preocupar si te toca, para no matarle- no deja de besarme.

- Deberíamos dormir- le digo mordiéndome el labio inferior.

Dejamos de mirarnos, él con el brazo bajo su cabeza y la otra sobandome el culo, yo con la cabeza apoyada en su torso y con uno de mis brazos abrazándolo.

Es como cuando abrazas a un salvavidas, el es eso para mí un soplo de aire fresco, alguien que puede salvarme, pero que tengo que dejar ir porque si no lo romperé, como hago con todo.

- ¿Te irás antes de que me levanté?- me pregunta en medio de la oscuridad.

- ¿Lo que escucho es miedo a perderme general?- le pregunto y él sonríe.

- Nunca se sabrá- me contesta- ¿Lo harás?, ¿te irás?.

- Siempre poniéndome contra la espada y la pared- dejo una sonrisa triste en mi rostro.

No quiero que esto se convierta en algo que no podré controlar, primero de todo estamos yo y Raine, me prometí que la protegería. Pero qué hay de mi. ¿No merezco ser feliz?.

Siempre me hago esa pregunta, ¿lo merezco?. Fue mala suerte que me tocase vivir en ese infierno, en mi propio infierno. Haré una cosa por mi y por primera vez haré algo que yo quiero y es estar con él.

Controlaré mis sentimientos por él, y seré Hera, está vez seré Hera no Celia ni la Hera qué quiere padre y madre. Seré Hera.

- Me quedaré- respondo segura en un suspiro- Ahora duerme. Estaré aquí cuando despiertes.

Pasa media hora cuando lo escucho decir algo que me deja pensando.

- No eres la única que tiene demonios. Yo también los tengo y te ayudaré con los tuyos si hace falta. Solo no te vayas- dice entre susurros y siento como me abraza más fuerte.

¿Me necesita a mí, como yo siento que le necesito a él?. ¿Qué demonios tendrá él?. Serán peores que los míos. El ha dicho demonios, pero no está roto como yo.

Me río internamente, entonces todos tenemos demonios que intentamos esconder.
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Me despierto con el olor a dulce. Me levanto de la cama y me voy al baño para bañarme. No sé cuánto he dormido, pero estoy muy descansada y feliz.

Al parecer siempre que estoy con Nathaniel estoy feliz. Salgo del baño cambiando el boxer que cogí ayer y cambiando una camiseta por otra.

Me limpio también los dientes y me dejo el pelo mojado que caiga por la espalda. Bajo por las escaleras del penthouse y veo como a Nathaniel se le cae un huevo al suelo.

Me siento en la isla mirando como recoge el estropicio. La cocina está hecha un desastre.

- ¿Ha explotado la tercera guerra mundial en la cocina y nadie me ha avisado?- le pregunto suelta una risa ronca, se gira y me besa.

- Buenos días- me saluda sin separarse de mi boca- El desayuno está listo- me señala una mesa con tostadas quemadas y huevos quemados.

- ¿No tienes una sirvienta del hogar?- le pregunto, para tener un penthouse el doble de grande que el mío tiene que tener mínimo cinco sirvientas.

MISIÓN KEINOXWhere stories live. Discover now