Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
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Los rayos de sol se colaba por el gran ventanal de aquella habitación, Izuku poco a poco abría los ojos, sintiendo unas caricias en su cintura y calor en su cuerpo, se exaltó y miró a su lado, encontrándose con el bicolor viendolo con una sonrisa plasmada en su cara.
—Buenos días —usó una voz extremadamente suave que hizo que al pecoso se le subiera la sangre a las mejillas. Nuevamente se recostó al lado del mayor, le dolía la cabeza y aún tenía sueño.
—Buenos días —dijo con voz adormilada y cerrando los ojos nuevamente.
—¿Te duele la cabeza? —acarició los rizos dulcemente.
—Un poco —suspiró—. ¿Qué hora es?
—Mmm —emitió el bicolor. Izuku sintió como se estiraba para tomar algo de la mesita de noche—. 8:30 am.
—Es temprano aún... —se acurrucó en el espacio del cuello de Shoto—. Es mejor que duermas un poco más.
El bicolor solo sonrió y se dedicó a darle caricias al cabello de Izuku, haciendo que este se quedara rápidamente dormido.
Por otro lado, Kirishima se encontraba bastante hipnotizado con el rostro tranquilo del rubio, su cara era aún más bonita sin ese ceño fruncido. Se veía como un ángel.
Su brazo derecho estaba bajo la cabeza de Bakugou, quién lo estaba usando como almohada y parecía bastante cómodo, su otro brazo estaba sobre la cintura de este. Bakugou estaba escondido en el pecho de Kirishima, podía sentir su respiración suave y tranquila.
Podría despertar todos los días de su vida de esa manera y jamás se quejaría.
No sabe cuánto tiempo pasó admirando al chico a su lado, miró el reloj: 10:38 AM. Decidió levantarse, ya no tenía sueño.
Entró al baño de aquella habitación y vio que era amplio y bonito.
Todo era de un color blanco, a la derecha estaba aún gran espejo, y bajo este un lavamanos de mármol blanco que tenía unos cajones de color blanco bajo este, donde supuso que Katsuki guardaba sus cosas de higiene personal. Al final del baño estaba la puerta de vidrio de la ducha.
Después de observar todo, abrió uno de los cajones esperando encontrar un cepillo de dientes nuevo.
Sonrió, pues lo había encontrado. Luego de hacer sus necesidades y darse una ducha rápida, salió del baño tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar al rubio. Se puso una sudadera negra y shorts del mismo color que pertenecían al cenizo y miró hacia la cama.
Tenía mucha suerte de que ese chico tan lindo gustara de él. Vio con Katsuki se removía entre las sábanas buscando inconscientemente a Kirishima y se movió hasta el lugar donde dormía el pelirrojo buscando calor.
