Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
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—Si ves que intentó agredir a ese chico —dijo el de ojos miel señalando a un joven de cabello celeste y ojos negros.
—¡Él nos empezó a decir cosas!, ¡Tampoco era para que lo sedaras! —gritó enojado en rubio.
Midoriya, Kirishima y Datenshi no se querían meter, así que se quedado viendo la escena desde la puerta.
—Iba a golpearlo, Kaminari. Es mi obligación sedarlos si tienen alguna conducta agresiva, son órdenes de Aizawa —tomó al pelimorado del brazo para levantarlo.
—¡Maldita sea!, ¡Ese mocoso nos empezó a decir cosas!. ¿¡Como mierda quieres que reaccionara!? —estaba muy enojado.
—Intentando agredirlo no era una buena manera de reaccionar, no debieron prestarle atención o al menos decirle algo. Sabes claramente que no es la conducta adecuada —dijo tranquilamente.
El rubio sabía que era cierto, Hitoshi no debió reaccionar agresivamente, así que se quedó callado.
El de cabello café se lo llevó junto al de cabello blanco.
Antes de salir se la sala, habló;—. Y tú —señaló al joven desconocido—. Que sea la última vez que agredes verbalmente a un paciente. Si lo vuelves a hacer, te trasladaremos nuevamente a la segunda división —finalizó y salió de la habitación.
—Pobre de tu novio, loquito —se burló el chico.
Antes de que el rubio dijera algo, un chico bicolor habló.
—Es mejor que hagas silencio, nadie está buscando un problema contigo. Por favor, vuelve a tus actividades y deja de molestarnos —le dijo cortésmente.
—¿Y tú que eres?, ¿Don cortesía? —soltó una carcajada.
—Vaya, Don comedia —susurró Denki.
—¿Que has dicho, rubiesito? —se acercó al chico.
Datenshi se acercó rápidamente al peliceleste, poniendo una mano en su hombro.
—¡Hola, Takeshi-kun! —el nombrado se tensó rápidamente.
Todoroki, Sero, Kaminari y sus otros dos amigos estaban sorprendidos. ¿Conocía a ese chico?.
—¿Que h-haces aquí? —fue lo único que pudo articular.
—¿Hm?, ah, ¿acabas de salir de la segunda sección? —evadió la pregunta.
