Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
—I feel something so right doing the wrong thing, and I feel something so wrong doing the right thing.
OneRepublic – Counting Stars.
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31 𝖉𝖊 𝖔𝖈𝖙𝖚𝖇𝖗𝖊.
Un nuevo día comenzaba, y para ser específicos; Halloween.
A Izuku le encantaba esa fecha festiva, le gustaban las decoraciones, los disfraces, cuando de niño salía a pedir dulces, las risas. Recordando su infancia se instalaba un sentimiento de nostalgia en su pecho, extrañaba ser niño, siempre iba a guardar esos momentos con sus amigos en su corazón.
Sábado por la mañana, los días festivos generalmente los dejaban libres, sin enfermeros, sin uniforme, sin exigencias...Iba a ser un día tranquilo.
Estaban los tres amigos sentados en el césped del patio, hablando y haciendo bromas, como siempre.
—¡Eijiro, hijo de puta! —exclamó Azael luego de que el nombrado lo hiciera caer.
—Calmate bro —rió y le dio la mano para que se levanta—. Solo fue una broma inocente.
Bueno, cuando el pelinegro se levantó para botar el envoltorio de gomitas que se había comido el pelirrojo le metió el pie.
—Vuelves a hacer eso y amaneces sin cabello —lo amenazó.
—¡¿Qué!? ¡Pero si apenas ayer lo teñí y corté! —hizo un puchero.
—Mejor para mi venganza —esbozó un sonrisa siniestra—. En fin, ya casi es hora del almuerzo y tengo hambre cómo no tienen una idea, ¿Vamos adentro?
—Me parece bien, yo también tengo hambre —el pecoso se levantó, seguido de Eijiro.
El trío caminó hacia la instalación entre risas de parte de Izuku viendo como sus dos amigos se peleaban por cualquier cosa.
—¡Hay Katsudon! —exclamó el peliverde con una sonrisa luego de ver el menú. Sus ojitos brillaban con emoción y sus mejillas tenían un leve tono rosa.
—¡Genial! —Eijiro levantó el puño, victorioso.
—Nunca hay sushi —murmuró el pelinegro.
—¿Que crees que es esto? ¿Un restaurante de lujo? Azael, estamos en un psiquiátrico —contestó el pelirrojo mientras se sentaba.
—Déjame soñar un poco —entrecerró los ojos hacia él.
Les trajeron su almuerzo y comieron entre risas y bromas como normalmente lo hacían. Ya no les parecía extraño que los cinco no estuvieran con ellos todo el día, no era muy común que lo hicieran, pero ya no les prestaban mucha atención a ese tema.
