Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
—Kill me, lie to me, curse me, do it one more again.
Michele Morrone – Drink me.
N/A: Les recomiendo poner la canción de multimedia cuando aparezca este símbolo “♪”.
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Eijiro no podía creer esto.
No podía creer lo hermoso y sexy que se veía Bakugo de esta forma.
—Mierda... —Katsuki jadeó en el oído del pelirrojo al sentir sus dedos abrirse paso lentamente dentro de él.
—¿Nunca...? ¿Nunca habías hecho esto antes? —decidió preguntar el pelirrojo, estaba intentando no concentrarse en el dolor de su erección, y los pequeños jadeos y suspiros que hacía Bakugo en su oído no le ayudaban para nada.
El hombre sobre él esbozó una seductora sonrisa ladina, mientras levantaba la barbilla y lo veía com ojos brillantes y la cara sonrojada.
—Tal vez.
Joder.
—Hm —emitió el pelirrojo, no quería hacerle saber lo mucho que le había afectado la imagen de Katsuki sólo, tocándose, gimiendo y jadeando suavemente. Aunque la erección bajo sus bóxers daba mucho qué pensar.
Un segundo dedo se hundió junto al otro, haciendo que Katsuki tomara los hombros de Kirishima con fuerza y echara su cabeza hacia atrás con un suave gemido.
—Joder...
Los labios hinchados y rojos de Katsuki buscaron desesperadamente los de Kirishima, comenzando un húmedo beso. Un pequeño sonido de satisfacción salió de la garganta de Bakugo. Kirishima iba a morir.
Fue moviendo sus dedos poco a poco, sintiendo el calor en ellos. Se deleitaba con los jadeos y pequeños gemidos de Katsuki mientras mordía, chupaba y besaba el cuello de este.
Un particular jadeo agudo provino de sus labios al sentir los afilados sientes de Eijiro encajarse ligeramente en su piel, para ser reemplazados por la lengua de este, lamiendo las pequeñas endiduras que este había dejado.
La erección de Kirishima dolía, no estaba recibiendo la atención adecuada, pero estaba bastante entretenido atacando el cuello del rubio y escuchando los sonidos que hacía.
Un gruñido hizo que dejara de mover sus dedos, prestando total atención a las reacciones de Bakugo.
—Suficiente. Te quiero dentro ahora mismo —los ojos rojos feroces perforaron los de Eijiro, y al escuchar salir esa frase de los labios de él, tuvo que morder su labio para evitar gemir. Asintió lentamente y besó los labios de su rubio, dando una palmadita en las caderas de este.
—Sobre tu espalda —siguió con sus ojos todo movimiento de él, hasta que esté quedó acostado como Eijiro se lo pidió.
Se estiró para tomar el condón que estaba en la mesita de noche, y tomó nuevamente el lubricante que descansaba a un lado del cuerpo de Katsuki. Se quitó los bóxers rápidamente y se colocó el condón.
