Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
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Ninguno del trío de amigos tenía hambre, los cinco si, por lo que los dejaron en la sala de estar prometiendo que vendrían pronto.
—No son malos —Azael rompió el cómodo silencio.
—No lo son —el pelirrojo sonrió.
—Pero, aún no me cuadra, ¿por qué de la nada se han portado tan bien aquí si antes hacían desastres en los otros psiquiátricos? —Azael puso sus codos sobre sus rodillas, buscando una respuesta.
—Quizás porque aquí si les dan su medicación y siempre andan vigilados por Tsukimi y Senshi, que son los mejores enfermeros de aquí por lo que tengo entendido —respondió Kirishima.
—No, tiene que haber algo más, ¡estuvieron en uno de los hospitales psiquiátricos con más seguridad!, ¡y lograron escapar! —exclamó— Si de algo estoy seguro es que no se están portando bien por las comodidades y el buen trato que les dan, hay algo más.
—¿Y que crees que sea? —preguntó el peliverde.
—¿La verdad?, ¿no te parece extraño que siempre estén con nosotros?, ¿que no nos hagan daño?, ¿que solo nosotros seamos sus amigos?. Digo, hay chicas y hasta chicos a los que les gustaría acercase a ellos, para nadie es un secreto que son muy atractivos, pero ¿por qué evitan a los demás? —y el pelinegro empezó a crear sus teorías conspirativas.
—Ehh, ¿porque sienten confianza con nosotros y sienten que las otras personas solo se acercan a ellos por su belleza o por popularidad? —respondió Midoriya, dudoso.
—¡Esto no es un jodido internado! —exclamó Azael, quería reírse.
Y bueno, en realidad los tres habían atrapado las miradas de muchas personas, volviéndose un poco más conocidos por estar con los cinco.
—Lo sé, lo sé —respondió—. Pero ya deja de crear teorías conspirativas, los libros te tienen mal.
—¿Y si son vampiros? —el pelinegro sonrió.
Eijiro veía la escena con una cara de estupefacción.
—¿Que? —Izuku respondió como si fuese lo más absurdo que ha escuchado— ¿De que hablas?.
—¡Claro!. Eso explica por que son tan atractivos, parecen tallados por la mismísima Afrodita. También explica el por qué solo se acercan a nosotros, quizás seamos sus destinados o como se le llame a esa mierda. O también nos quieren chupar la sangre y por eso son tan buenos con nosotros —finalizó poniendo los brazos tras su cabeza y recostándose en el sofá.
—¿Pero qué dices? —cuestionó Izuku.
—¿Seguro que no tienes esquizofrenia? —preguntó Kirishima dándole un pequeño golpe en la cabeza.
