Siento reptar desde el mismo borde de la cama con siniestra delicadeza una sensación que se adhiere a mi pierna, para surcar cada fibra de mi ser en cuestión de segundos.
En un solo instante me encuentro invadido por un parásito. Mi cuerpo tiene memoria y este intruso resulta ser un viejo conocido que aprieta cada vez más fuerte, cortando mi respiración.
Siento un dejavú tan incómodo que corta como hoja fina a la piel, de forma casi invisible, pero sangra igual.
El sabor metálico del espeso líquido rojizo resulta inconfundible entre mis labios, lo cual me confirma con dolorosa contundencia que vuelve a ser real.
Esta vez no lucho contra la presión que tira de mi hacia abajo, porque no hay lucha que ganar cuando antes de empezar tu ejercito ha depuesto las armas y ha izado bandera blanca.
Solo espero que sangre deprisa, y rezaré para que esta vez deje un rastro que me lleve de vuelta a la superficie cuando me vuelva a perder.
ESTÁS LEYENDO
En lo más profundo...
Non-FictionA lo largo de los años, hay tantos sentimientos, tantas cosas que uno quiere gritar, pero no se atreve... que acabamos tragándolos, escondiéndolos, acobardándonos. Esta es mi forma de gritar todo lo que he sentido, todo lo que me apetece contar y to...
