Verano 3- Violín concerto in A minor

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Gealach estuvo ocupada toda la mañana después del desayuno, reunía cosas en una bolsa de manta, no quiso que Once ler le acompañará, era en parte una sorpresa y también preparativo para una ocasión importante.


Por la tarde estuvo, trayendo y llevando tarros de madera, el solo la veía como una flama que recorría todo el bosque.


-¡Vamos deja que te ayude!


-No, debes esperar a que termine.


-Entonces solo dime, ¿que estás haciendo?


Ella guardo silencio, solo sonreía.


-¡Vamoooos, solo una pista!


La adulaba esperando a que ella soltará al menos un pequeño detalle.


-Vuelve a casa y espera mi visita.


Once ler decepcionado, regresó a su hogar. Estaba sumamente aburrido tocando su guitarra junto a la ventana.


Un olor dulce llegó hasta dónde estaba, era tan delicioso como un campo de flores.


Colocó su barbilla sobre sus manos disfrutando del aroma.


Pasaron tres días hasta que una tarde un silbido parecido al canto de un pajarito se escuchó, el sabía de quién se trataba.


Bajó rápidamente las escaleras, abrió la puerta y ahí estaba ella con la luz del sol a su espalda haciendo que se viera como una llama ardiendo.


-Está todo listo.


Once ler arqueó una ceja .


-¿Listo... listo para qué?


-En noches como esta, los espíritus celebramos la luna y el sol de verano.


-Entonces... eso significa que.. ¿hoy es el gran festejo?


-Así es y yo te estoy invitando a celebrar conmigo.


-Oh.. ¿Gracias?


Contestó sin saber que decir exactamente, no sabía exactamente qué decir nunca había ido a una fiesta para ninfas pero... ¿Cómo se le puede decir que no a eso?


-¡Vamos acompáñame!


Ella le jaló del brazo y lo llevó corriendo hasta el árbol, mientras Once ler en lugar de mover las piernas parecía que era arrastrado.


-¡Espera, voy a caerme!


Ella corría, saltaba y reía. Mientras su cabello y su vestido se movían a su ritmo.


-¡Gealaaaaaach!


Cuando llegaron a la hierba dónde se ubicaba el árbol Once ler se tiró de bruces jadeando, sudoroso y cansado de la carrera de la que había sido víctima.


-No me digas que estás cansado.


-No, no en lo absoluto.


-Menos mal, por qué hoy festejaremos hasta el amanecer.


-¿Qué?


Ella se retiró hacía el árbol y al regresó con bandejas de comida deliciosa: galletas con florecillas de colores, pasteles de limón y frutas frescas.


También llevó una botella de madera y dos vasos.


-¿Qué es eso?


-Es vino de verano. Solo lo bebemos cuando celebramos está ocasión.


-Y.. ¿Qué celebramos exactamente?


-En esta noche humanos y espíritus de la naturaleza podemos conectarnos y tratar de conocernos. Al día siguiente el sol estará en lo más alto, eso ayudará a las plantas y a qué las cosechas sean abundantes.

La doncella en el árbolWhere stories live. Discover now