Primavera 5- Tazas llenas de amargos recuerdos endulzados con miel.

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-No lo entiendo, hasta hace poco me odiabas aún. ¿Por qué cambiaste de opinión?
La ninfa lo pensó un momento, el esperaba nervioso la respuesta.
-Me di cuenta de que no eres mala persona.
Once ler suspiro aliviado.
-Solo eres un poco tonto y las personas así, no son malas, solo son lo que son.
El se sintió un poco ofendido pero cambió al verla reír alegre.
Ella se levantó, tomó su sombrero y corrió levantando su vestido para evitar tropezarse. Oncer la siguió mientras reía divertido, ni siquiera le importaba el cansancio.
Era demasiado rápida, con mucho trabajo alcanzó una de sus mangas verdes y la jaló hacia el.
-¡Dámelo, vamos dámelo ninfa molesta!
Gealach reía, mientras él la sujetaba por la espalda tratando de quitarle su sombrero, ambos respiraban agitados, después de hacer algunas cosquillas en su costado, soltó el sombrero y lo devolvió, estaba encantada viéndolo divertirse, no lo había visto así desde que lo conoció.
Ambos se sentaron agotados en el pasto que rodeaba el árbol, sus estómagos les dolían de tanto reírse, las piernas estaban cansadas y sentían ardor en sus rostros.
-¿Qué es lo que sabes de las ninfas?
Once ler respiró, tratando de tomar aire antes de responder.
-Se que tienen poderes como hacer crecer ramas, raíces, flores. También escuché que pueden hacer que las plantas sean siempre verdes.
Gealach rio divertida.
-¿Por qué alguien querría una planta siempre verde?
-No lo sé... ¿Para que se vean bien siempre?
La ninfa arqueó una ceja.
-Pero.. ¿No puedes ver la belleza en un árbol con sus hojas rojas y amarillas o en el sueño de un árbol desnudo?
Once ler estaba indeciso en su respuesta.
-¿Siii?
Su tono de voz y su rostro delataban que estaba mintiendo.
-Di lo que verdaderamente piensas y no lo que yo quiero oír.
Se encogió de hombros.
-Siempre me gustó más el verano, ¿Tu tienes una estación favorita?
-Me gusta la estación en la que esté. Todas son especiales y las disfruto por igual.
-Ya veo
Se quedaron callados viendo como el sol caía haciendo que el cielo se viera por arriba de la copa del árbol como una ventana que permitía observar el color rojizo de otro día que moría.
-¿Qué hacen los humanos para conocerse mejor?
-No lo sé, se invitan a comer, tomar café, salen de paseo o comen helados.. esa cosas.
Ella se quedó pensativa.
-¿Café?, ¿Qué es eso?
Once ler la miró sorprendido, no había escuchado alguna vez de alguien que no hubiera probado esa bebida.
-¿Nunca lo has probado?
-No
Una idea cruzó por su cabeza.
-Espera, espera un momento.
El le hacía señas para esperara en su lugar.
Sin perder el tiempo caminó directo a su casa, tenía la mejor idea que se le hubiera ocurrido en días. Después de unos momentos llegó al árbol, vio a la ninfa dar vueltas alrededor del tronco.
La observó un momento y después la llamó, ella lo esperó con curiosidad.
-¿Qué es lo que llevas ahí?
-Te traje un poco de café para que puedas probarlo.
El sirvió de un termo metálico el líquido humeante y luego ofreció la taza a la chica que le miraba con atención.
-Vamos pruébalo
Ella tomó la taza, olió el contenido, el aroma era muy fuerte para su gusto aunque extrañamente era agradable, le gustaba la temperatura en sus manos, Once ler no pudo evitar reírse ante su reacción. Gealach se dio cuenta y le miró arqueando una ceja.
Acercó la porcelana a su boca y bebió un sorbo.
-Es muy agrio.
El chico le ofreció un tarro.
-Sabe mejor con esto y algo de leche.
Ella puso una cucharada de miel y un poco del líquido blanco, bebió de nuevo y el sabor no le pareció tan desagradable.
-Sabe mejor.
-Te lo dije, es muy bueno.
-Aunque no entiendo porque tomar algo agrio y endulzarlo con miel.
-No lo había pensado de esa manera, supongo que así es como es siempre.
Se encogió de hombros ante la mirada confundida de la ninfa.
-¿Los humanos se reúnen para beber esto y conocerse?
Once ler no sabía que palabras elegir para darse a entender.
-No precisamente, a veces lo bebemos solos para poder tener energía todo el día.
-Los humanos si que son extraños.
El río un poco.
-Supongo que las ninfas también.
-Los espíritus de la naturaleza y ustedes, somos muy diferentes. Tanto en costumbres como en nuestro sentido de la ética.
-Por eso tenemos conflictos entre los dos.
Ella asintió, mientras se servía otra taza de café, el manto nocturno los cubría poco a poco.
La ninfa observó el residuo que quedaba al fondo de su taza, una sonrisa surgió en los labios de Once ler.
-¿Que te hace sonreír ahora?
-Te imaginé sentada en una cafetería bebiendo.
-¿Cafetería?
-Es un lugar donde venden café, te gustaría ir.
-No lo creo.
-También venden pastelillos, galletas y té.
-Entonces tal vez si me gustaría.
Ambos sonrieron, Once ler se aclaró la garganta había algo más que quería preguntar.
-Tengo curiosidad de saber que significa lo que soñé.
-Una de las cosas que viste es el nacimiento de las ninfas, nos creamos de semillas, flores, raíces y ramas de árbol.
El chico recordó la imagen de la mujer a la que le salían plantas de su interior.
-Eso se ve muy doloroso
El comentario le hizo reír.
-No, al contrario se siente como la alegría que jamás hubieras tenido.
-Eso significa que no tienen padres.
Ella negó con la cabeza.
-Tenemos algo parecido a una madre, nos formamos dentro de un árbol y cuando estamos listas salimos a prepararnos para recibir nuestra semilla de la cual nacerá nuestro árbol.
-Que suerte tienes.
Ella le miro curiosa.
-Mis padres solían decir que yo nunca haría nada con mi vida, siempre prefirieron a mis hermanos tontos. Eso me impulsó a querer ser alguien exitoso, tal vez en mi interior solo deseaba que ellos me vieran como veían a esos dos. En resumen nunca creyeron en mi, al final cuando logré ser alguien exitoso, me dejaron en cuanto se hubo acabado el dinero.
La tristeza se reflejaba en su voz entrecortada, algunas lágrimas salieron, Gealach tomó su rostro y las limpió con sus largas mangas. El sonrió con dulzura mientras sus mejillas se convertían en dos melocotones.
-Creo que debes saber lo que pasó aquella vez. Tu sueño es una mezcla de mi nacimiento y la guerra que hubo entre los kelpies, las ninfas y los enanos. Combatimos por mucho tiempo, las marcas que viste en mi cara son figuras de guerra solo aparecen cuando debo enfrentarme hasta dar mi vida si es necesario.
Muchos perecieron tanto kelpies como de los nuestros. La guerra terminó cuando ellos encendieron fuego en el bosque.
Once ler tragó un poco de saliva.
-¿Ustedes ganaron?
Ella contestó con desgano.
-Si, pero a costa de que.
-¿Por qué pelearon?
-Querían quedarse con el árbol madre y con el resto de nuestras tierras incluyendo la mina de los enanos. Ellos tienen muchos diamantes en ese lugar.
La pregunta que planeaba hacer era muy delicada, pensó en si era buena idea hacerla o no.
-Pregúntame joven Once ler, di lo que estás pensando.
-¿Perdiste a muchos amigos?
Sus hermosos ojos se aguaron y se convirtieron en dos mares violetas.
-Perdí a muchos de ellos y mucho más. Aún a veces sueño con ellos y escucho sus voces, el recuerdo regresa cada noche en la que cierro los ojos.
Ella puso su rostro en sus manos y lloró amargamente, el sintió una profunda tristeza, le dolía terriblemente verla en ese estado, tenía que hacer algo pero no sabía que.
"¿Cómo puedes ayudar a alguien que ha tenido una perdida?'
Le tomó la mano suavemente y miró sus ojos.
-Te diría que te ayudaré a sentirte mejor pero estaría mintiendo, la verdad es que no sé que decirte justo ahora pero si hubiera algo por más pequeño que fuera para ayudarte, dímelo y no dudaré en hacerlo.
Ella sonrió levemente, mientras secaba algunas lágrimas.
-Gracias.
Se quedaron un tiempo así, sentados viendo las pocas estrellas en el cielo.

La doncella en el árbolOnde histórias criam vida. Descubra agora