Primavera 2- Nombres sagrados.

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Ambos estáticos bajo la luz mortecina del sol se veían el uno al otro examinándose como quien acaba de descubrir una tierra virgen .

Él la miró hermosa sobre la tierra contaminada en la que por increíble que fuera comenzaban a crecer pequeñas plantas verdes, tenía tantas preguntas por hacer que no sabía por dónde comenzar, ella por otro lado comenzó a sentir un fuego en su interior, el odio y la sed de venganza la consumió en un instante. Lo observó furiosa de sus ojos parecían salir destellos de fuego violeta, se levantó sin decir palabra alguna dispuesta a retirarse lo mas lejos posible de aquel apestoso humano.

Once ler la vió irse, recordó que tenía la bolsa de malvaviscos, de su bolso saco el empaque de crujiente plástico y lo mostró a la joven

-No, no, por favor no te vayas aún. Mira, mira lo que traje para ti.

Hábilmente abrió la bolsa y ofreció uno de los esponjosos dulces, ella caminaba de espaldas, mientras él seguía insistiendo en que probará alguno de esos bocadillos.

-Son deliciosos, vamos prueba uno.

Ella trataba de escapar, el olor de esas cosas combinada con un hedor que despedía el chico le provocaba náuseas, una roca se cruzó en el camino de la joven y la hizo caer al suelo.

-¿Estás bien, te hiciste daño?

Once ler preocupado le ofreció una mano con la intención de ayudarla a levantarse, ella observó una vez más sus ojos azules, trató de ver más allá de sus pupilas, tal vez el humano no era tan malo como lo pudo haber pensado, aunque sería arriesgado adelantarse a esa conclusión pues era bien sabido en el bosque que los humanos nunca tienen buenas intenciones.

Respiró profundo y Once ler contuvo el aliento, ella estaba levantando su mano hacia la suya, una sonrisa le iluminó el rostro ... no era ninguna broma o algún juego de su mente, en realidad esa chica existía y estaba ahora frente a el y apunto de tomar su mano ... tal vez, tan solo tal vez eso significaría el inicio de una amistad ... tal vez eso significaría que ya no estaría solo. Estaba emocionado, el corazón le latía de alegría cuando sus dedos casi se rozaban, ella se retiró un poco, estaba indecisa.

-Vamos ven no quiero dañarte.

Once ler intentó hacer la voz más dulce que pudo, la chica le miró, su rostro era un misterio. Los ojos azules brillaron con intensidad al ver que ella se acercaba una vez más, los listones de plata de su mano emitían destellos al entrar en contacto con la más leve luz, se sentía eufórico, entonces ella golpeó con fuerza la mano de él, Once ler la retiró, el golpe le había dolido pero más que nada le había dolido en el corazón.

La vió con lágrimas apunto de salir, ella estaba frente a él con su ceño fruncido, sintió como le escupía en el rostro.

-Agh, ¿Por qué...por qué lo hiciste?

Once ler se limpio con el puño de su camisa, unas manos le empujaron haciendo que cayera al suelo.

-¡Oye, escucha intento ser bueno contigo! ¿Así es como me pagas?

Se limpió algunas lágrimas que comenzaron a salir, la miró frente a él, con el sol a su espalda, de pie, con una sonrisa burlona, los brazos cruzados y con su mirada que parecía decirle "basura". No sabía porque ella le trataba de esa manera.

-¿Por qué?

Fue lo único que alcanzo a decirle antes de verla huir, cuando ella caminó tanto que solo se podía ver una silueta oscura, levantó el brazo y señalo con su dedo la dirección contraria.

-¡Esta bien vete si quieres!, ¡Quédate sola!

Se puso de pie sobándose el trasero y cuando volvió la vista ella ya no estaba, entró a su casa, furioso, triste y decepcionado. Se sentó en su vieja silla e intentó reflexionar.

La doncella en el árbolHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin