Capitulo 6.

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Oh no.

La habitación es gigante.
Miro alrededor y todo está bien decorado.

La cama tiene telas rojas y sobre ella hay un gran espejo.

El piso es negro y las paredes blancas.

Todo es muy bonito.

Cuánto le habrá costado tanto lujo.

La observó y se ve que es una esas niñas de papi.

Su cabello negro le llega más abajo de la cintura.
No me importaría enredar mis manos en el.

Su piel es blanca y tersa, me preguntó con cuántas nalgadas obtendre ese color rojo que tanto me gusta.

Me lamo los labios al ver la abertura en su pierna.
Me deja ver sus muslos, los cuales son voluptuosos al igual que sus caderas anchas.

Subo mi mirada y me quedo lelo al ver esa pequeña cintura, pero la mejor parte son sus senos ya que no fueron tacaños a la hora de dárselos.

Son lo suficientemente grandes para llenar mis estadares.

Ni tan pequeños, ni tan exageradamente grandes.

Son del tamaño justo para mis manos.

—¿Te quedarás toda la noche mirándome como un pervertido o vendrás?.

—Me gusta admirar la belleza.

Puedo ver cómo un rubor llega a sus mejillas.

La tocó con la mirada y ella lame sus labios.

Y eso envía una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
Me acerco un poco y paso mi mano por su cuello.

Mientras camino a su alrededor mirándola completa.

—Desvistete—Le ordenó.

Y así lo hace.

Baja las tiras del vestido en un abrir y cerrar de ojos.

—Espera—Me siento frente a la cama—Que sea lento.

Me mira fijo y empieza a quitarse el vestido lentamente.

Afirmandome que no tenía puesto sujetador.

Sus pechos quedan expuestos y mi erección empieza a despertar.

El vestido cae al suelo y ella sale de el dando un paso delante.

Río al ver que trae puesto como pantys.

—¿En serio? ¿Una pantys de Bob esponja?.

Se sonroja.

—Creí que está noche no haría nada.

Veo que pierde la chispa de hace un momento.

—Tranquila—Me saboreo los labios y ella traga saliva—Te ves perfecta.

Sonríe y camina hacia mi.

Me levanto y la tomo de las caderas estrellandola a mi pecho.
Lamo su labios antes de succionarlos y darle un beso demandante.

Mi lengua entra en su boca y juega con la de ella mientras le apretujo el culo.

La cargo sobre mi regazo.
Llevándola a la cama.

Muerde mis labios y sonríe sobre mi boca.

La arrojo en la cama y ella me espera con la piernas abiertas.

—Tocate—Digo y ella pone cara de confución.

—¿Que?.

—Que te toques... ¿O nunca lo has echo?

Sus cachetes de ruborizan cuando tímidamente lleva su mano a su intimidad.

Se acomoda en la cama y yo camino a la silla.

Abre sus piernas en mi dirección y mueve su mano su mano lentamente sobre la tela.

Pequeños jadeos salen de su boca, y el silencio se vuelve gemidos desesperados por atención.

Traza círculos y me mira fijamente mientras gime.

Se quita la pantys y acelera sus movimientos, jadeos salen de sus labios mientras que su pecho sube y baja.
Mi erección amenaza con explotar.
Así que doy zancadas largas hasta la cama y me pongo encima de ella.

Me besa desesperadamente mientras me ayuda a quitarme la ropa.

La tocó y está tan húmeda que me imagino que mi entrada será fácil.

Busco el condón en mi billetera y me lo coloco.

Pongo mis manos a los lados de su cabeza le doy un beso y...

—¡Dios!—Se queja.

Le doy otra embestida para acostumbrarla al dolor.

Y arquea su espalda encajandose más.

Está tan estrecha que ahora mismo estoy viendo angelitos cantando.

Doy una, dos, tres y sus gemidos son de queja.

Voy agarrando un ritmo y ella se desespera.

El sudor recorre mi piel mientras la arremeto con embestidas bruscas.

Sus jadeos son melodias para mis oídos.

—¡AH Neyl!.

Me clava las uñas en mi piel.

Voy más rápido.

—Qui–quiero—Los gemidos no la dejan hablar—Deseo cabalgarte.

Me detengo de golpe.

Ella se posiciona arriba ubicando mi pene en su zona.

Baja lentamente hasta que la mete toda, dura un momento para acostumbrarse pero luego se levanta y de un sentón se vuelve a empalar.

—¡Maldicion!—cierro los ojos.

Mueve sus caderas en busca de su propio placer y lo de que sea virgen me está haciendo dudar ya que se mueve muy bien.

Se adapta a un ritmo y yo estoy apunto del colapso.

Se mueve más rápido estallando en gemidos y mi nombre.

Mientras clava sus uñas en mi pecho.

Su intimidad se contrae aprentando mi miembro, avisando que está cerca del orgasmo.

Se muerde el labio y pone los ojos en blanco.

El orgasmo la toma, llevándome con ella.

Se queda inmóvil un segundo, en busca de que su respiración vuelva a la normalidad.

Y yo solo la miro.

Es muy hermosa.
Y me a dado unos de los mejores sexo en mi vida.

Para ser virgen.

Lo hizo muy bien.

Me salgo lentamente de ella y se arrecuesta a mi lado.

—Muy bien vaquero—Me da dos palmadas en el pecho.

Me quedo en silencio y solo veo la vista que me ofrece el espejo que tenemos encima.

Tiene un cuerpo espectacular.

Y como ya dije, me encanta apreciar la belleza.

Se levanta y va al baño.
Tiene confianza en sí misma así que sale desnuda igual.

Recoje sus cosas.

Empieza a vestirse.

Agarra su cartera y se la cuelga.

—Puedes quedarte hasta mañana ya está paga la habitación—Camina a la puerta.

La abre.

—Al menos dime cómo te llamas—Digo antes que la cierre.

—Soy tu fantasía favorita.—Dice al cerrarla.

Arrecuesto la cabeza en la almohada y trato de conciliar el sueño.

Señor Gigoló.Where stories live. Discover now