Capitulo 3.

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El mar.

Siento náuseas en el avión.
Odio los viajes.

Rail se durmió hace media hora y ser la única despierta hace tedioso el viaje.

Le digo a la azafata que me dé una píldora y me la tomo.

Cierro los ojos y consigo el sueño.

El avión aterriza y me lleno de emoción al ver el gran letrero de al frente.

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Suelto un chillido y me sujeto del brazo del gran hombre que me acompaña.

—Espero que sepas hablar español—Dice antes de guiñarme el ojo.

Parte de la Familia de Rail es Puertorriqueña así que le va muy bien con el idioma mientras que a mí.

Lo entiendo pero me es difícil pronunciar algunas palabras.

Caminamos a la salida del aeropuerto y una camioneta gris nos espera afuera.

—Diablo' si no eh así tú no viene a visitar a la familia—Dice un chico con rasgos parecidos a Rail.

—Ernesto cállate la boca y ayúdame con la baby—Rail le habla con el mismo acento y yo solo sonrío.

—Mucho gusto preciosa—Toma mi mano y besa mis nudillos—Soy Ernesto.

—Mucho gusto Amanda—Le doy una amplia sonrisa mientras retiro la mano con discreción.

—Pero miren, Rail trajo a una gringa que habla español.

Rail lo pellizca y yo solo intento ignorar el comentario.

Subimos al auto.

Todo el camino estuve viendo por la ventana, este país es muy hermoso.

El primo de Rail lo pone al tanto de las novedades mientras la estéreo reproduce unas canciones que nunca en mi vida había escuchado.

Ahora estamos escuchando bachata.
Rail dijo que ese era el nombre del género.

Me gusta el ritmo y la letra es buena.

Quitate la ropa lentamente quiero amanecer contigo (quiero amanecer contigo)
Y cuidado si sospechan los vecinos, mi mujer o tu marido (mi mujer o tu marido)

Oh oh oh
Tu y yo durmiendo con los enemigos
Dos seres que jamás hemos querido
Los dos saciando un bendito capricho
Donde somos masoquista por no volver a nuestros nidos

¿Cómo se llama el cantante?—Pregunto a Rail y el sonríe.

—Era un grupo se llamaba Aventura, tienen canciones muy buenas.

Asiento buscando al artista en mi celular y descargo todas las canciones que consigo de este grupo.
Sus melodías son realmente buenas.

El viaje es largo y me quedo dormida.

—Am—Me agitan—Bebabu.

Abro los ojos.

—Llegamos.

El sonido de las olas es maravilloso y la casa es enorme.

Lo tomo de la mano antes de entrar.

Salen dos niños corriendo y nos tropiezan.

—Disculpe señor—Dice uno de los niños al alzar la cara—¿Tío Rail?.

— Hola Carlos—El niño se le trepa encima seguido de el otro chico.

Se dan un fuerte abrazo y me los presenta.

Entramos a la casa y hay muchas personas.

El rubor me llega a las mejillas cuando me presenta a sus hermanas.

Es impresionante cuántos familiares tiene, en mi caso siempre hemos sido papá, mamá y yo.

Y el tiene a tantas personas que me es incómodo.

Muchas que tienen su amor y cariño.
Muchas con los que lo tendré que compartir.

Y me niego, se que es algo tóxico pero me niego.


Tres días después.

Estoy caminando de la mano con Rail y no niego que estos días han sido realmente extraordinarios.

Las olas se suavizan cuando llegan a la arena y me mojan los pies.

Río ante los chiste que cuenta Rail.
Son malos pero me da risa su risa.

Lo sé que cursi.
Pero es que me gusta demasiado.

Llegamos de nuevo a la casa y subo a la habitación.

Me doy un baño y salgo.
Él está sentado al borde de la cama con la camisa abierta y me deja ver su abdomen bien trabajado.

Tragó saliva al darme cuenta como me mira.
Mientras se levanta y camina hacia mi.

—Creí que nunca saldrías—Me da un beso—Te extrañe acá fuera.

Va dejando pequeños besos por mi cuello que me erizan la piel.

Posa su mano en la parte baja de mi espalda y me estrella contra su pecho.
Mira mis ojos fijamente y me vuelve a besar.
Es un beso violento, nuestros labios se mueven en sincronía y nuestras lenguas se rozan.

Baja su mano y le da un apretón a mi nalga haciéndome reaccionar.

Me apartó y lo miro.

—¿Que ocurre?—Relame sus  labios—Creí que nos estábamos entendiendo.

—Sabes que me estoy guardando para... ya sabes que—Bajo la mirada al suelo—No puedo hacerlo.

—¿Piensas que voy a pedirte matrimonio para que te entregues?—Sacude su cabeza—Estas loca Amanda.

Un nudo se forma en mi garganta.

—Tienes Veintitrés años Amanda—Rie irónicamente—Es algo normal por Dios, ¿crees que te traje a este viaje solo a ver el mar y a fingir que somos unos tortorlos enamorados?

—Pensé que—Me sale un hilo de voz—Pensé que por qué me amabas, querías arreglar las cosas para luego dar el paso.

—Jamás, Jamás daré ese paso Amanda entiéndelo.

—La camarera de aquel crucero estaba muy feliz con su anillo cuando se lo diste.

—Ya te explique—Se frota la sien—Estaba ebrio, y ya logré quitarme a esa loca de encima... Ahora deja de comportarte como una cría y dame lo que vine a buscar en este jodido viaje—Se acerca rompiéndome el vestido.

Le doy una patada en las bolas y se queja del dolor cayendo al piso.

Recojo mis cosas rápido y me volteo hacia él que aún está en el piso.

Le doy otra patada antes de irme.

Señor Gigoló.Where stories live. Discover now