— ¡¿15 hojas?! —Grité antes de reír a carcajadas.

—Oh sí, y era sólo la introducción.

—Él quería causarme un colapso nervioso.

—Yo diría que un buen trauma para evitar que alguna vez te iniciaras sexualmente con alguien —Muy típico de papá—. Pero entonces no quería decirte nada así que me vi en la necesidad de tocar ese botón tan delicado para él.

—Mi virginidad.

—Exactamente —Una sonrisa de triunfo parecida a la mía se dibujó en su boca—, cantó como un pajarito recién nacido.

—Yo diría que más como un gallo en la madrugada.

Nos miramos por unos momentos para proceder a carcajearnos por la acertada metáfora que había dicho. Mamá continuó comentando sobre toda la locura que planeaba armar mi padre con respecto a esto de la charla mientras que yo sólo me carcajeaba de él.

Cuando sólo faltaba una cuadra para llegar al instituto sentí como toda yo se tensaba con fuerza. No había evaluado (al menos no en las últimas horas) que tendría que darle la cara a Regie luego de lo que había pasado y lo que era peor, tendría que enfrentarme al imbécil y su arrogante ego que podría prever se engrandecería cuando supiera que había logrado su objetivo. ¡Dios! Realmente le odiaba.

Mamá estacionó en uno de los puestos del instituto y yo me aferré al asiento como pude, daba gracias a la inteligencia de mi padre por polarizar las ventanas pues de esa manera podría hacer cualquier gesto y nadie lo advertiría.

—Hora de que te bajes Elena —Dijo mi madre girándose para verme.

—Me siento mal mamá —Mentí llevándome la mano al estómago—. ¿Podrías llevarme a casa?

Ella arqueó una ceja y se cruzó de brazos. Bien, era estúpido pensar que ella se lo creería, fue una adolescente como yo… La suerte me odia, de verdad que sí.

—Amor, tuve tu edad ¿lo recuerdas? —«Por favor desaparéceme Dios»—. Así que más te vale bajarte en los próximos segundos sino quieres que yo te saque.

—Realmente me siento mal mamá —Insistí haciendo una mueca de dolor.

—Elena basta, irás al instituto porque estás completamente bien, no seas cobarde y enfréntate a lo que te tengas que enfrentar, yo no te crie de esa forma —Me crucé de brazos de manera infantil pues de ninguna manera me bajaría—. Elena.

—A casa mamá, no quiero entrar.

—Amor, ve a clases —Pidió con voz dulce acariciando mi cabeza.

—No.

Ella suspiró irritada pero sin perder su toque tierno.

—Entonces no saldremos a comprar absolutamente nada.

Estos son los momentos en los que realmente odiaba que mamá tuviera gustos parecidos a los míos y por consecuencia supiera qué cosas me dolían.

—No tendré misericordia hoy mamá —Le advertí antes de abrir la puerta.

—Tampoco yo, tu padre se pondrá furioso cuando no encuentre su tarjeta de crédito —Dijo ella con tanta excitación que me hizo reír.

Cuando me bajé del auto y cerré la puerta pude ser consciente que mi madre me había manipulado demasiado fácil.

—Eres astuta madre —Dije mientras veía al auto salir de los terrenos del instituto.

Sin perder tiempo y con renuencia me volteé para ir directo a la entrada, sería mejor si estaba dentro, de esa manera sería más fácil evitar a Regie y al imbécil. No había avanzado dos pasos cuando vi al imbécil saliendo de su estúpido auto que esperaba explotara en cualquier momento.

Inevitable (El juego de Elena #1) [Editada]Where stories live. Discover now