CAPITULO 12 "PERSECUSION"

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Pienso en mil maneras de matarme, es eso o que mis hermanos se adelanten.

Llevo como quince minutos parada en la puerta, con el celular en la mano; mirando una y otra y otra vez la publicación. Solo le faltó publicar un video mientras follo, así sí que la rompe mi amiga.

Tomo una bocanada de aire antes de entrar al salón, no sé por qué me causa raro el que se me queden mirando cada que entro al salón; ósea, literal ya es una tradición.

Camino con paso firme, pero estoy cagada de la vergüenza, me siento en mi lugar. Evito no concentrarme en la mirada que me sobrepasa el alma, no quiero voltear a verlo; llevo todo el día ignorándole sin ni siquiera pasar una mirada.

Aun así, la angustia, los nervios, el desespero y la curiosidad me ganan; haciéndome voltear la cabeza a un lado para encontrarme con la diabólica mirada que me dedica Sathiel.

*dime que eh hecho para lamentar esto*

El diablo es el primero en romper la conexión de miradas, y agradezco internamente su mirada calienta braquetas me dejara como cascada en Nilo.

Luego de la maravillosa mañana que tuve (nótese el sarcasmo) empiezo a buscar a rebeca hasta por debajo de las piedras. Esa muy tonta me las paga por que me las paga, me mando directito a la tumba.

*mientras te despechabas por el diablo*

Maldito mi subconsciente, no ayuda si no para sacarme de mis casillas.

Doy vueltas de aquí a ya, mis pies me reclaman un descanso y se los concedo cuando de vuelta, descanso cobre mi cama; no cabe duda que es mi lugar favorito. Cierro los ojos y estoy a nada de agarrar el suelo cuando el maldito timbre suena.

Donde sea uno de mis hermanos me meterán presa en el conservatorio de santa Olga.

Bajo a velocidad luz, no cesan con el timbre. Abro sin mirar quien se encuentra allí, me doy la vuelta imaginando que es uno de mis hermanos y olvido la llave o como sabré yo.

-mira si vuelves a dejar las llaves, te dejo a fuera a aguantar frio hasta por los huesos – digo recogiendo uno que otro cojín.

-no sabía que tenía llave, créeme la hubiera utilizado.

Mierda, mierda, mierda, mil veces mierda. Me armo de valor y giro en mis talones enfrentando al diablo.

-qué demonios haces aquí- digo de una vez.

-digamos que me aseguro que sigas con vida – responde el tirándose en el sofá.

-eres hombre de gracia no sabía – me siento al frente de el – es lógico que el diablo me venga a cuidar, siendo de por si el más peligroso.

La sonrisa que me dedica enserio que te pone los bellos de punta.

-créeme cuando te digo que mejor yo que otros – habla

No respondo; a cambio le dedico una guerra de miradas, es como si nos pudiéramos decir todo sin siquiera mencionarlo. No sé porque, pero mi cuerpo se movió solo haciendo que me estire en mi asiento hacia adelante; cortando el espacio que nos rodea ósea la maldita mesa de la sala.

Sathiel hace un movimiento con su brazo, pero no mi inmuto, la guerra de miradas está más buena, siento un jalón y de pronto me estoy hiendo hacia delante mientras el pie de Sathiel corre la mesilla que nos divide.

Ahora es donde mi autocontrol empieza a fallar, estoy sentada sobre su regazo y ni de coña me pienso mover. En sus ojos hay deseo, lujuria, y... ¿enojo?, hay ya ni se, perderé la cabeza.

-sabes – dice marcándome la barbilla con sus nudillos – me choca lo que publicaron sobre ti –

Levanto una ceja, el me mira y comprende mi confusión.

CAUTELOSOS [ En Edición ]Where stories live. Discover now