VI. La explosión.

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Bulma

Vegeta no había dejado de entrenar en la nave, mi padre creía que se mataría en cualquier momento por todo el peso de la gravedad que estaba cayendo sobre él. Yo comenzaba a preocuparme, pero no me atrevería a interferir en su entrenamiento.

Yamcha estaba tan ocupado como Vegeta, solo que de vez en cuando se tomaba tiempo para mí. Apreciaba el esfuerzo pero la verdad es que nuestra relación ya no estaba yendo a ningún lado.

Estaba en la sala intentando leer una revista cuando mi madre entró con su revuelo de energía y dijo aquella estupidez de que estaba molesta porque ni Yamcha ni Vegeta me prestaban atención. En parte era así, por eso me enoje. Luego, entendí que era estúpido sentirme de esa manera. Ambos peleaban por nuestro futuro en este planeta no podía pedir nada más.

Intentaba no prestarle atención a mis padres cuando escuché la explosión. El zumbido en mis oídos dejó pasó a un gran dolor de cabeza, sin saber lo que estaba haciendo me levanté y corrí hasta el patio.

Mis piernas no parecían obedecerme, no me detuve en ningún momento. Ni siquiera dudé cuando escuché a mis padres gritar o Yamcha tratando de detenerme.

—¡Vegeta! —Como loca comencé a buscar entre los escombros, todo mi cuerpo temblaba por el temor de su muerte y cuando perdía la esperanzas… él levantó la mano.

Me asusté tanto que me caí sobre Yamcha. Vegeta se alzó entre los destrozos de la nave con una sonrisa cínica, estaba lleno de sangre y cortes por todos lados. Deje escapar un grito sin siquiera pensarlo.

Escuché a Yamcha y Vegeta discutir, no captaba todas sus palabras, ni las que yo misma decía. Pero me arroje sobre él al verlo desmayarse, lo acune hasta que quedó completamente inconsciente.

***

—¿Querida, estás bien?

—No, mamá. Míralo, pudo haber muerto. —Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano avergonzada por el estado en el que me estaba viendo mi madre. —¿Por qué es así? No lo entiendo.

—Bueno, querida, creo que cuando te despojan de todo: tu familia, amigos, tu planeta… especialmente, cuando se supone que eres el responsable de cuidar de todos ellos, eso te deja un vacío. Yo creo que Vegeta se refugió en lo único que tenía: su orgullo.

—Y Gokú acabo con eso al derrotarlo, al quitarle su venganza contra Frezeer.

—Sí. Exacto.

—Mamá…  —Lloré más mientras me acurrucaba sobre ella. —es lo más sabio que has dicho en tu vida. —Ella se rió mientras besaba la coronilla de mi cabeza, ambas nos quedamos en silencio para ver cómo papá curaba de Vegeta.

Yamcha apareció una hora después, mis padres se fueron y nos quedamos de pie junto a la cama solo observando al sayayin inconsciente.

—¿Que está pasando, Bulma? —Susurró tomando mi mano. —¿Qué es lo que te pasa con él? Mírate, estás hecha un desastre y Vegeta ni siquiera se merece tu preocupación, es un asesino.

—Tal vez, pero yo sigo creyendo que es un buen hombre. Solo que…

—No pongas excusas en su nombre. No me quedaré aquí para escuchar eso, jamás debes justificarlo por el daño que ha ocasionado.

—¿Y crees que no lo sé? ¡Él recibirá su castigo, Yamcha! Vivir ya de por sí es un castigo.

Y lo era porque para Vegeta vivir significaba ser el Príncipe de una raza que ya no existía, que un hombre de baja categoría fuera más fuerte que él cuando se supone ese era su herencia ancestral. Vivir para Vegeta significa ser el ayudante de Frezeer, su asesino, el destructor de mundos. Era muchas cosas pero nada que fuera elegido por sí mismo.

Te Necesito [Vegebul (Vegeta X Bulma)]Where stories live. Discover now