Cassiopeia Black creció con más en su plato que una adolescente normal. No llegó a ponerse vestidos rosas ni a llorar por chicos que le habían roto el corazón. No. Estaba atascada preocupándose por sus hermanos y lo que depara el futuro.
James Potte...
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(capítulo setenta y dos)
FLEAMONT POTTER SOSTENÍA LA VARITA DE SU ESPOSA sobre su cabeza, sacudiendo la cabeza lentamente mientras ella continuaba tratando de alcanzarla.
Euphemia tomó su varita una vez más, antes de cruzarse de brazos, mirando a su esposo con una expresión de enojo en su rostro.
"Fleamont Potter, dame mi varita en este instante. O así que ayúdame-"
"Mia, no te voy a devolver tu varita." Él respondió, su voz tranquila y suave mientras le hablaba.
"Fleamont Potter-"
"Mia, dije que no."
Ahora era el turno de Euphemias de negar con la cabeza mientras miraba su varita una vez más, antes de sentarse en una de las sillas de la mesa.
"Fleamont, no podemos dejar que se salgan con la suya." Eufemia habló un ceño fruncido en su rostro mientras se miraba las manos. "Han dejado cicatrices a esos niños, probablemente de por vida. ¿Viste el estado en el que se encontraba esa niña? Por sus propios padres. Sus palabras se estaban volviendo apresuradas y su voz se estaba elevando ligeramente.
A ambos se les rompió el corazón por los niños Black.
Odiaron no haberlos sacado de allí cuando Sirius se acercó a ellos hace casi dos años, cuando vieron cómo estaba y cómo actuaba y simplemente dejaron a los otros dos en ese horrible lugar.
Odiaban que después de todo lo que Sirius les había contado sobre su vida hogareña, todavía no fueran y se llevaran a Cassie y Regulus lejos de Grimmauld Place.
Ahora sabían que si tuvieran la opción, lo harían sin pensarlo dos veces.
"Recuerdas cómo era Sirius cuando vino a nosotros, ¿no es así?" Preguntó, finalmente levantando la vista de sus manos y mirando a su esposo una vez más.
Fleamont estaba ahora sentado frente a su esposa. Su varita estaba apoyada en la mesa, pero no hizo ningún movimiento para agarrarla.
"Por supuesto que sí." Respondió, su voz cebada por encima de un susurro.
"Entonces recuerdas lo privado que estaba de amor por personas que no eran James, Peter y Remus, o incluso Cassie." Euphemia continuó, sus ojos clavados en sus maridos.
"Te acuerdas que él no diría su opinión sobre nada, no diría que le gustaba algo incluso si despreciaba completamente la forma en que lo habíamos hecho por él. Recuerdas que no dormía por la noche, y bebía tanto café durante el día para mantenerse despierto."
Fleamont asintió una vez, el ceño fruncido en su rostro solo crecía.
"Te acuerdas del miedo que tenía, de prácticamente todo." Fleamont dejó escapar un gran suspiro mientras asentía un poco más.
