Cassiopeia Black creció con más en su plato que una adolescente normal. No llegó a ponerse vestidos rosas ni a llorar por chicos que le habían roto el corazón. No. Estaba atascada preocupándose por sus hermanos y lo que depara el futuro.
James Potte...
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(capítulo cincuenta y dos) t
w: abuso
PARA CUALQUIERA QUE MIRARA A LA NIÑA desde la distancia, no se habría dado cuenta de que algo andaba mal.
No habría notado las pequeñas gotas de sudor que cubrían su frente a pesar de que las ventanas abiertas dejaban entrar brisas de aire frío, y a pesar del edredón que estaba alrededor de su cintura.
No habrías notado la forma en que su respiración se aceleraba, cada respiración que tomaba era corta y superficial como si tuviera algo atrapado en la garganta.
No notarías la forma en que sus ojos se movían rápidamente bajo sus párpados cerrados, como si buscaran un peligro, como si estuviera tratando de no mirar el peligro.
Fue solo después de un tiempo cuando comenzó a notar que algo andaba mal.
Cuando comenzó a temblar tan violentamente, fue como si alguien la hubiera agarrado de los hombros y la empujara hacia adelante y hacia atrás a un ritmo alarmante.
Cuando comenzó a retorcerse debajo de su edredón, sus brazos y piernas se enredaron en las sábanas mientras hacía todo lo posible por escapar de la prisión que era su propia mente.
No se habrían dado cuenta de que algo andaba mal, no hasta que se dieron cuenta de la forma en que sus extremidades chocaban con todo lo que la rodeaba. El ruido que sonó a través de la silenciosa habitación cuando la madera se encontró con la piel.
Y el doloroso silbido que dejó escapar cuando se despertó por la mañana para ver los moretones que quedaron donde la piel se había encontrado con la madera.
Cassie cerró los ojos al darse cuenta de lo que la rodeaba, sacudiendo la cabeza mientras trataba de empujarse contra la pared de la sala de estar de Grimmauld Places.
Respiró hondo mientras su espalda chocaba contra la pared, levantando las rodillas hasta el pecho y hundiendo la cabeza en las rodillas, tratando de calmar la forma en que su pecho subía y bajaba.
El aire a su alrededor parecía diluirse, era como si estuviera en la cima del Monte Everest, y aunque estaba respirando profundamente, no había aire llegando a sus pulmones, en lugar de eso, estaba atorado en su garganta.
La habitación a su alrededor pareció cerrarse lentamente, cada pared parecía como si estuvieran creciendo hacia afuera y haciendo que el espacio a su alrededor fuera más pequeño y más estrecho con cada segundo que pasaba.
Aunque estaba sentada, sabía que sus piernas eran como gelatina, sería difícil mantenerse erguida si se paraba. Su mano estaba temblando, nada de lo que hiciera los mantendría quietos, seguirían temblando sin importar qué.
Cassie escuchó el crujido de la puerta que conducía a la habitación, sabía lo que se avecinaba, pero eso no significaba que estuviera preparada para ello.
