Epílogo

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—No entiendo cómo es que te gusta celebrar tu cumpleaños en el cementerio —murmuró Gain al otro lado de la línea. Baekhyun soltó una risa jugando con las agujetas de sus tenis sin saber cómo explicarle a una de sus mejores amigas que su cumpleaños fue la muerte de alguien más—. No tienes un fetiche raro del que me tenga que enterar, ¿no? Ya bastante dolor de corazón tuve cuando me enteré de que estás con nuestro antiguo maestro de música.

—No es nada de eso, no seas paranoica.

—Júrame que tu novio y tú no tienen sexo en el cementerio, es un lugar sagrado.

—Estás loca, solo vamos de visita.

—Si ese es tu panorama de cumpleaños me imagino el de San Valentín, seguro van a un hospital abandonado ¿me invitas? —Gain soltó una carcajada por lo lejos que iba su imaginación—. Bueno, tengo que dejarte, disfruta de tu día, cerecita. Te veo mañana en el club.

—Adiós, te quiero.

—Yo también a ti, ¡besos!

Hyuna apareció desde su habitación con el cabello enmarañado, había unas cuantas palomitas resecas pegadas a la manta que le cubría el cuerpo, pero su estado deplorable no evitó que abrazara a su hijo-no-biológico con la mayor de las fuerzas, dejando un sonoro beso sobre su cabello.

—Feliz cumpleaños, bebé. ¿Dormiste bien?

—Perfectamente.

La mujer dio vuelta a la barra para tomar una botella de agua gasificada que bebió en tiempo récord. Terminó apoyando los codos sobre la isla engullendo un pan de melón del tamaño de su cabeza dejando entrever los dibujos coloridos que decoraban permanentemente su piel.

—Yo no he pegado un ojo, he llorado con cada película romántica que han puesto en la televisión. Extraño mucho a tu tío.

—No es mi tío —le avisó. Y no lo era porque lo detestara, más bien le incomodaba tratar a alguien ocho años mayor como si en realidad tuviera cuarenta y tantos—, ¿vuelve pronto de Japón?

—La semana que viene, no sé que haré sin mi malvavisco —suspiró dramáticamente como si su joven novio estuviera en la guerra en vez de un viaje costoso pagado por su agencia de modelajes, para ir justamente a trabajar—. Hablando de hombres, ¿dónde está Chanyeol? Pensé que estaría hoy aquí.

—Tenía una clase en la mañana, así que despertamos temprano. Me dijo que volvería por mí a las doce para ir al cementerio.

—Una excelente cita de cumpleaños —soltó como burla y Baekhyun le respondió sacándole la lengua antes de volver al desayuno que Chanyeol había preparado amablemente entre besos calientes—. ¿Tu madre llamó?

—Me dejó un mensaje felicitándome, la verdad es que no esperaba demasiado, seguro está ocupada con el bebé.

Hyuna asintió dándole otro mordisco a su delicia matutina. No sabía qué más agregar a la conversación, su hermana mayor tenía la costumbre de no poner atención a algo tan importante como la felicidad de su hijo, pero no importaba demasiado, Baekhyun podría contar eternamente con ella como una madre a quien recurrir.

—Bueno, termina de comer eso mientras yo me cambio. Tengo que lucir estupenda para tu regalo —lanzó la botella al contenedor de basura y arrastró sus pantuflas por la fría cerámica.

—Te dije que no…

—No te oigo.

Baekhyun suspiró mientras tragaba tras un mordisco el último pedazo de desayuno que le quedaba. Su tía demoró lo suficiente, apareciendo ante sus ojos con un vestido traslúcido lila y unos zapatos verde chillón.

All AgainWhere stories live. Discover now