XIX

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—Sé responsable, ¿me oyes? Si pasa algo que no quieres que pase me llamas. No demoraré ni dos minutos en llegar y castrar a ese infeliz, ¿entendido?

Baekhyun le regaló una sonrisa ordenando las cajas de comida que había preparado con esmero toda la tarde anterior, esperaba que a Chanyeol le gustaran sus panecillos a pesar de que se pasó con el azúcar. Hyuna lo miraba desde el sofá, cambiando los canales sin fijarse que su trasero estaba sobre el control, completamente atenta a lo que él hacía.

—No haré nada que no quiera —le aseguró lleno de tranquilidad, dejando todo dentro de una bolsa esperando que el viaje en bus no arruinara sus delicias.

—Te eduqué bien. Vete ya y disfruta, a este paso tendré que conseguirme un novio porque el único hombre en mi vida me deja por otro —suspiró como si le estuvieran rompiendo el corazón a pedazos mientras sostenía una pose dramática que causó risas en su sobrino.

Dejó la bolsa sobre la encimera y corrió hasta donde la mujer dejando dos besos sobre sus mejillas despidiéndose de ella con la promesa de no dejarla sola el día siguiente y terminó por salir del edificio a una nueva aventura de fin de semana.

Chanyeol no vivía necesariamente lejos, pero el viaje hasta su departamento le costaba unos cuantos minutos en bus y él odiaba usar el transporte público por muchas razones, aquella había sido la razón por la que decidió comprar un auto en su vida pasada y por la que esperaba que Kyungsoo llegara por él cada día de escuela. Reiteró su disgusto cuando un chico mayor comenzó a tocarlo más de la cuenta, pareciéndole chistoso pasar su mano por sobre la suya mientras no había asientos disponibles.

Aunque le respondió con una mirada llena de enojo, el chico le sonrió con galantería dándole aún más asco. Quiso decirle que no le estaba gustando para nada su actitud, pero su destino llegó entre las ganas de partirle el rosto de un puñetazo.

No demoró demasiado en plantarse frente al departamento del mayor, sosteniendo la bolsa que escondía su comida estrechándola contra su cuerpo, esperando que su llamado fuese atendido. Al ver el resplandeciente rostro de Chanyeol frente a sus ojos no pudo hacer más que sonreírle como un tonto, notando que estaba agitado, con una pequeña toalla entre las manos y el cabello estaba estilando.

Estaba adorando llegar media hora antes de lo acordado.

Entró dejando un corto e inesperado beso sobre los labios del mayor, abriéndose paso por el departamento mientras que Chanyeol cerraba la puerta con la boca abierta de la sorpresa.

—Espérame en el sofá vuelvo enseguida.

Hizo caso a sus órdenes dejando la comida sobre la mesa de centro y estirándose sobre el cómodo mueble como si estuviera en su hogar. Dejó que su vista cayera sobre el techo y las paredes, todo demasiado limpio y ordenado, muy diferente a Chanyeol en su juventud. Seguramente si se hubiese quedado un poco más a su lado, él seguiría siendo el mismo chico alegre de siempre y no un adulto sumido en una depresión no controlada tratando de parecer duro e inquebrantable.

—Está muy limpio aquí, Yeol, ¿viste a Marie Kondo antes de que viniera? —preguntó con voz alta para que este pudiera oírlo donde fuese que estuviera. Evidentemente mantener una conversación decente no era su fuerte y se había abofeteado mentalmente por decir algo inapropiado.

—No paso mucho tiempo en casa.

La respuesta le pareció seca y temió momentáneamente por el ambiente que estaba generando.

—¿No has pensado en decorarla? Ni siquiera tienes un reloj en la pared —se mordió la punta de la lengua por no poder cambiar el curso de sus palabras, estaba sonando como un patán sin querer serlo.

All AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora