Ambos salieron, con sus maletas en manos. Cada uno llevaba una. Ya saben, ropa, y esas cosas.

Comenzaron a buscar su habitación. Y era la última a la derecha

Rubén abrió la habitación con su llave. Y un poco extrañado -pues la habitación quedaba algo lejos del piso donde estaban los demás- abrió la puerta.

Era una habitación bastante bonita. Con ventana bastante grande, que te dejaba ver los demás edificios, y si te asomabas, podía ver la carretera. Tenía una vibra de ser lujosa. Con lámparas, y mesitas de noche. También habían closets, y otra puerta, que seguramente te lleva al baño.

Rubén, dejando casi tirada su maleta, se tira en la cama. Y suspira.

Era cómoda.

—Rubén —escuchó a Samuel, en un tono algo serio.

—¿Que? —dice.

—¿Ni siquiera haz observado la habitación?

—Lo hice, de Luque. O no estaría tirado aquí —responde con un leve tono de sarcasmo.

—Si, pero ¿Bien, bien? —vuelve a preguntar.

Rubén bufa.

Se sienta en la cama, y observa a Samuel.

—No me mires a mi, mira la habitación —le dice.

Rubén vuelve a pasear su mirada por la habitación, y luego de haber vuelto a pasear sus ojos por la habitación, abre los ojos como platos.

Había solo una cama.

—Ostia... —susurra.

—Esa boca —le riñe.

—Tú dormirás en el piso —propone con una sonrisa algo divertida.

Sonríe, y niega con la cabeza, también divertido.

—No, tú dormirás en el piso —le contradice.

—Nop. ¿Recuerdas que tengo la espalda en malas condiciones? —pregunta sarcástico.

—Hmh —musita, sin borrar su sonrisita.

Pero ahora, la curiosidad atacó su mente.

Era obvio que se preguntaba porque la espalda del teñido estaba así. También era obvio que pudo ser su madrastra. Y Samuel diría que tal vez esté imaginando cosas. Pero, luego de que Rubén le haya contado la mayoría de cosas que hace su horrible madrastra. Que tenga la espalda mal por la culpa de ella no le sorprendería.

—¿Que te pasa? —pregunta Rubén, sacándolo de sus pensamientos—, te ves más pensativo de lo normal —añade.

—Nada, nada. Sólo... —suspira, y niega con la cabeza.

Rubén se queda observando el perfil de Samuel. Apesar de que el chico siempre estaba pensando en vete tú a saber qué. Ahora se veía más... Concentrado.

Samuel era la típica persona que estaba todo el tiempo en su propio mundo. Así como Rubén, solo que él se inventaba historias estúpidas al acostarse a "dormir", pero que le hacían sentir bien, o le ponían "soft" como diría él.

Y si, en la mayoría aparecía Samuel.

Antes de Samuel, lo hacía con chicos, o chicas 2D. Y la verdad es, que nunca pensó que lo haría con una persona de la vida real.

Pero todos tenemos nuestra primera vez, ¿No?

—Ven —dice Rubén llamando la atención del pelinegro. Dándole pequeñas palmadas al lado suyo.

cosas de otakus ➹ rubegetta.Where stories live. Discover now