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entró a el apartamento, y fue directo a su habitación. dejando su mochila en la sala. y caminando con una sonrisa que ni Dios se la quita.
así que fue a su habitación, pero para su mala suerte, se encontraba su hermana justo al frente de la puerta de su habitación. la cual le miraba con una chispa de curiosidad.
—hola hermanito —dice con una sonrisita inocente.
—hola akira —dice samuel de buena gana.
—me comí tu torta —dice con una sonrisa.
—ah, vale —dice, y le pasa por al lado, abriendo la puerta de su habitación, y entrando en ella.
akira se queda un poco confundida, pues usualmente, su hermano montaría un teatro, donde la mataba y le daba de comer a los perros. pero al parecer, hoy no era así.
—¿se puede saber a qué tanta felicidad? —pregunta mientras seguía a su hermano.
el pelinegro se queda algunos segundos procesando la pregunta.
—¿feliz? yo siempre estoy feliz —asegura.
—sí, pero mírate, te acabo de decir que me comí tu torta, y no me tiraste del noveno piso —dice sarcástica.
—ah bueno, después compro otra —dice felizmente, mientras se sentaba en su cama, y sacaba su celular.
prendió la pantalla, y comenzó a buscar vete tú a saber qué.
akira le miró, y se quedó pensando en las posibles escenas que harían a su hermano muy feliz. entonces llegó a una conclusión muy obvia.
su novio, que según él, no es su novio, pero akira está segura de que sí.
—¿tu novio te pidió matrimonio? —pregunta.
samuel para en seco.
levanta la vista, y mira directamente a akira, con un terrible sonrojo en sus mejillas.
¿rubén? ¿él era el causante de su estado de ánimo tan extraño, pero al mismo tiempo, milagroso?
entonces, de estar feliz, pasó a estar en pánico.
akira notó ésto, y cayó en cuenta que tenía razón —como siempre—, y que posiblemente su hermano se haya enamorado.
