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Aunque no mostraran ni una pizca de emoción, o ganas de ir a Nueva York. Ellos si estaban emocionados.
Imagínate, nunca han salido de España, y uno de los sueños de Rubén, es ir a la biblioteca de banana fish. Algo estúpido, pero no para él. Más Samuel, que se sentía atraído por la estatua de la libertad. Y podía cantar una canción sobre New York, caminando por las calles de New York.
Caminaban juntos hacia la escalera, o más bien dicho, su escalera. Ya que nadie pasaba por allí. Cada vez que iban, eran solamente ellos, y ya. Algo que a veces, les ponía nervioso a ambos.
—Vegettita, ¿Irás a la excursión de Nueva York? —pregunta Rubén mientras se sentaba en su escalón, segundo de Samuel.
—Sí ¿Y tú? —responde y pregunta.
—Sí, aunque debo darle el permiso a mi mamá, o a mi papá —responde, mientras tomaba su sandwich, y le daba una mordida.
—¿Que hay de tu madrastra? —pregunta.
—Ah, ella no me dejaría ir, seguramente para putearme —responde encogiéndose de hombros.
—Esa boca —regaña Vegetta.
Rubén suelta una risita, y Samuel negaba con una sonrisita.
—Estoy nervioso Vege —susurra Rubén.
—¿Por qué? —pregunta.
—Porque nunca he viajado en mi vida —responde—. Además, me quedaré en un hotel, y tendré que compartir habitación con vete tú a saber quién —añade.
Samuel se sobresalta con lo último que dijo el teñido.
Compartir habitación de hotel en Nueva York, ¿No suena algo mal?
Ahora estaba preocupado; el chico que le gustaba era extremadamente hermoso, no había dudas de eso. Entonces eso significa que pueden haber otras personas que se enamoren de él. ¿Y si una de esos pretendientes llama la atención de Rubén? ¿Y si el sentimiento es mutuo? ¿Y si se hacen novios? ¿Y si...?
—¡Vege! —escucha una voz, que milagrosamente le sacó de sus pensamientos.
Voltea hacia al lado, y se encuentra con Rubén. Que le miraba algo preocupado.
—¿Q-que? —balbucea.
—Que te pegaste tremendo viaje astral tú, ¿Estas bien? —pregunta.
—E-eh... —musita algo nervioso—, sí sí —responde.
—Vale... —susurra no muy convencido de la respuesta del pelinegro—. Seguramente te toca con Rebeca, te lo aseguro, eh —dice.
