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El fin de semana con Sakura, Remi y Sengoku iba realmente bien. Decidimos ir a ver una película y, ya que estábamos en el centro comercial, pasamos a algunas tiendas, aunque no salíamos de todas con alguna compra.

Mientras Remi y Sengoku iban a la librería, Sakura y yo decidimos entrar a una tienda de ropa.

—¡Este vestido te quedaría estupendo! —exclamé, mostrándole un bonito vestido color rosa.

Sus ojos dejaron de ver lo que tenía enfrente para ver lo que yo sostenía entre mis manos. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero pronto se convirtió en una pequeña mueca.

—No creo que me quede bien —dijo, para luego ver de nuevo lo que tenía enfrente.

Fruncí levemente mi ceño.

—¿Cómo no? ¡Te quedaría perfecto!

Ella negó, volviendo a verme.

—Es un vestido muy lindo, pero creo que le quedaría mejor a Remi o a ti.

Mi ceño se frunció más profundamente mientras negaba y me acercaba a ella, llevando el vestido en mi mano.

—No te dejaré rechazarlo hasta que te lo pruebes —sentencié, llevándola del brazo hacia los vestidores.

—Pero, Yumie...

—Prometo no molestarte más si te lo pruebas —dije, rápidamente.

Ella soltó un profundo suspiro y asintió, tomando el vestido de mis manos para luego entrar al vestidor. Después de unos minutos, salió del lugar viendo hacia abajo, provocando que sonriera enormemente mientras ella se dirigía al espejo que estaba afuera.

—¿Ves? —dije, caminando a su lado—. Te queda muy bien.

—¿En verdad lo crees? —asentí energéticamente.

—Parece que fue hecho especialmente para ti.

—Tampoco espero que me mientas —dijo, en un suspiro.

Solté una pequeña risa.

—No te estoy mintiendo, parece hecho para ti —repetí—. ¿Quieres que te lo demuestre? Si me probara un vestido igual, no se me vería tan bien.

—¿Por qué? A mí me parece que te quedaría mejor.

Extendí mis brazos para que pudiera verme mejor.

—¿Ves esto? Es falta de curvas. Un vestido como ese no luciría en alguien con mi cuerpo.

Mi comentario hizo que Sakura soltara una risa y, aunque sabía que no me creía, me alegraba verla reír así.

—¿Entonces? —pregunté—. ¿Te gusta el vestido?

Con una sonrisa, ella asintió.

—¡Buen, bien! ¡Entonces te lo regalaré!

—¿Qué? Pero puedo...

Negué con la cabeza.

—Quiero regalártelo —dije, haciendo un puchero.

Ella jugó nerviosamente con sus manos.

—En verdad lo agradezco, pero... ¿no será un problema? —preguntó suavemente—. Dijiste que tus ahorros estaban a punto de terminarse y aún no han comenzado con sus pinturas.

Hice un movimiento despectivo con la mano.

—Tú no te preocupes por eso. Estoy pensando en buscar un trabajo de medio tiempo; además, también usaremos dinero del club.

Amar en secreto | Izumi Miyamura || Rei Sakuma |Where stories live. Discover now