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Lo que restó del viaje fue más tranquilo, aunque no podía dejar de sentirme nerviosa.

Aunque nadie podía culparme, apenas podía abrir mi boca sin pasar vergüenza y, ahora, me encontraba con la persona de la que había estado enamorada por casi tres años.

Mi mente apenas podía procesar todo lo que ocurría.

Después de registrarnos, conocimos nuestras habitaciones y dejamos en ellas lo que no utilizaríamos. Era un viaje corto, pero además de mi ropa, había traído bastantes cosas para poder pintar.

No sabía si él había desayunado antes del viaje, aunque creía que sí, de igual forma lo invité a comer algo antes de que fuéramos a lo que habíamos venido a hacer.

Mientras transcurría el tiempo, no hablamos demasiado. Preguntó qué haríamos y le expliqué que deseaba pintarlo frente al mar, pero debíamos esperar la hora adecuada debido a la posición del sol.

No me habría costado explicarle por qué deseaba pintarlo, si hubiera seguido siendo el desconocido de ojos hermosos. Ahora que sabía que era Miyamura, no podía evitar arrepentirme de haberlo traído conmigo.

Fue bastante incómodo después de comer. Ya que me ponía nerviosa estar tanto tiempo cerca de él, y a solas, le dije que podía hacer lo que quisiera por aproximadamente una hora, en lo que yo llevaba lo necesario a la playa.

Sin embargo, él insistió en ayudar.

Agradecía haber venido en fechas que no eran vacaciones, así no habría demasiadas personas.

Después de sacarlo todo y arreglarlo en un lugar que no molestaría a nadie, solté un pequeño suspiro.

—Siento mucho si te hago sentir muy incómodo —dije, suavemente—. La verdad, no soy muy buena conociendo nuevas personas.

En realidad, eso era una mentira.

Era cierto que no me gustaba ser el centro de atención cuando era consciente de que lo era, pero podía olvidarlo si lo había ignorado por completo desde el principio.

Lo mismo ocurría con conocer nuevas personas.

Sí era cierto que me sentía nerviosa en un principio, pero podía controlarlo y llegar a hablar cómodamente con ella después de un tiempo.

Pero ahora estaba con Izumi Miyamura. Aunque quisiera hacer algo, mi mente parecía tan tonta que era capaz de olvidarse de la pronunciación de las palabras más fáciles. Cada vez que quería decirle algo, mi voz ni siquiera salía de mi garganta y enseguida pensaba que lo que fuera que dijese me iba a dejar en ridículo.

Odiaba sentirme así, y también lo odiaba porque sabía que lo estaba haciendo sentir incómodo.

—No tienes que disculparte por nada —respondió.

—Pe...

—Oye, Kiryuu.

Dejé de ver hacia el frente y volteé hacia mi lado, en donde él estaba.

—Ahora que lo pienso, en cada uno de nuestros encuentros te disculpas por algo —ladeó un poco su cabeza—. Aunque no siempre es necesario.

Mi corazón se aceleró por un momento.

Eso significaba... ¿que realmente recordaba nuestros encuentros?

Bueno, no era como si hubiéramos tenido miles, pero él tenía razón al decir que siempre me disculpaba por algo.

—Lo sien...

Él rio, interrumpiéndome.

—¿Lo ves? —dijo, con una sonrisa—. No tienes que disculparte por todo.

Amar en secreto | Izumi Miyamura || Rei Sakuma |Där berättelser lever. Upptäck nu