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Abrí la puerta de la clase justo en el momento en que la primera campaña sonó. Soltando un profundo suspiro, arrastré mis pies hacia mi lugar y me dejé caer en él.

—¿Qué sucede, Yumie? —preguntó Remi en un susurro, para que no escuchara la profesora que recién entraba.

—Sumi. Risa. Mamá. Papá. Ellos sucedieron.

Sakuma. Miyamura. Hori.

Todos ellos también sucedieron ayer.

—Kiryuu —advirtió la profesora.

Hice una mueca y me hundí más en mi lugar, sin escuchar una respuesta de Remi.

Ayer, Sumi no me había dejado dormir en paz. Llegó a mi habitación y comenzó a darme consejos para poder conquistar al apuesto chico que me acompañó a casa.

Ni siquiera me preguntó su nombre, y creía que se debía a que le gustaba llamarlo apuesto, lindo, guapo y adjetivos similares.

Además, esta mañana papá estaba decaído y, después de preguntarle la razón, dijo que el chico guapo de ayer no había probado su estofado y eso lo tenía triste.

Mamá intentó consolarlo, diciéndole que, tal vez, muy pronto invitaba a ese caballeroso chico a cenar.

Y antes de que Risa salieran con nuestros padres de la casa, me dijo que estaba ansiosa por conocer a mi príncipe y esperaba que fuera tan encantador como el de Sumi.

En verdad, ¿acaso algo les había picado? Probablemente el estofado de anoche era tan malo que los hizo hablar tonterías a todos.

—Yumie, tienes que despertar o llegarás tarde a tu castigo —escuché que me decían mientras movían mi hombro.

Me erguí en mi lugar enseguida, pero no me levanté porque continuaba aturdida.

—No es normal que vengas a dormir a la escuela —dijo Sakura, con tono preocupado.

Solté un quejido.

—Sumi no dejaba de hablar anoche —dije, con una mueca—. Aunque quisiera dormir, ella estaba completamente dispuesta a mantenerme despierta hasta que saliera el sol.

—¿Por qué? ¿Tuvo una pelea con su novio o volvió a hacerle una sorpresa? —preguntó Remi, emocionada.

—Bueno, en realidad...

—Lo siento —interrumpió Sakura—. ¿No sería mejor si nos lo dices al finalizar las clases? Ya pasaron varios minutos desde la campana del receso.

Me puse de pie enseguida, corriendo la silla con mis piernas la cual llamó la atención de varios por el sonido, aunque no le di importancia.

—Lo siento, prometo contarles todo más tarde.

Después de esas palabras, salí corriendo en dirección a la sala de profesores.

El castigo, en realidad, no era tan difícil. Tenía que ayudar a algunos profesores en cosas como llevar o traer materiales, para darles un pequeño descanso a sus delegados. Unos minutos antes de que terminara el receso, el profesor de matemática me dijo que podía ir a comer algo si así lo deseaba, porque se había percatado que no había llevado nada a la sala de profesores. También me pidió que el siguiente día sí lo hiciera.

Me despedí con una reverencia en la puerta y salí del lugar, dándome la vuelta rápidamente para llegar a la cafetería antes de que sonara la campana. Mientras camina entre los demás estudiantes, reconocí una cabellera frente a mí.

—¿Miyamura?

Me arrepentí de haberlo preguntado en voz alta en cuanto él volteó a verme. Al darse cuenta que era yo, ralentizó sus pasos y esperó a que llegara a su lado.

Amar en secreto | Izumi Miyamura || Rei Sakuma |Where stories live. Discover now