19.

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 —Vemos que estas de mucho mejor humor...

Tae y Jossie se burlaron de mí, cosa de la que no me quejé simplemente porque estaba de muy buen humor.

—Parece que te reconciliaste con alguien.

—Bueno, no sé si es exactamente una reconciliación, pero algo bastante parecido.

—¿Solucionaron las cosas o no? —pregunto Joss cruzándose de brazos y escudriñando mi rostro con su aguda mirada.

—Las cosas no son tan sencillas. —intenté explicarlo, pero no podía hacerlo sin dar los detalles de nuestro encuentro, y por ende, las inseguridades de Thomas.

—Ustedes lo hacen complicado.

—¿Qué podrías esperar de Finn Gley y Thomas Hanlon?

—¿¡QUIEN!?

—¡TAE!

—¿Qué? —Tae tuvo la decencia de parecer confundido. De hecho, mis ojos furiosos y la expresión horrorizada de Josephine fue lo que lo hizo comprender el error que había cometido. —No me digas que no sabías... ¿No lo sabía? Lo siento muchísimo...

Despegue mi mirada enojada de Tae para ocuparme de Jossie. Pude ver el shock en los ojos de mi amiga al enterarse finalmente de quien es mi ligue secreto. La asimilación fue gradual, hasta que una máscara de indiferencia cubrió su rostro, cuando dirigió su atención hacia mi se me heló la sangre.

—Oh, Finn. Me debes TANTAS explicaciones...

Después de la charla con Thomas y la molesta insistencia de Steven, fui a la residencia Hanlon la noche que celebraban el cumpleaños de Thomas, se celebró tarde, pero mejor tarde que nunca

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Después de la charla con Thomas y la molesta insistencia de Steven, fui a la residencia Hanlon la noche que celebraban el cumpleaños de Thomas, se celebró tarde, pero mejor tarde que nunca.

Cuando llegué, "Alfred" me abrió la puerta y entré a la desolada y fría mansión, tan solitaria como siempre.

—Están en el comedor, joven.

Agradecí su indicación y fui hasta donde estaban los Caballeros, reunidos, riendo y bebiendo cerveza como si estuvieran en un bar y no en la casa de un político de renombre.

—¡Finn! ¡Sabía que vendrías! —exclamó felizmente Steven.

—Si no venía no iba a escuchar el final de tus quejas. Puedes ser una persona increíblemente insistente, Quincy.

—Gracias. —contestó orgulloso, inflando su pecho como un mono.

—No fue un halago, exactamente...

Después de unas cuantas risas y charlas de diversos temas interesantes, uno de ellos captó inmediatamente mi atención.

—¿Alguno más está nervioso por la competencia? —preguntó Evan, un poco afligido.

—¿Qué competencia? Ellos no representan ninguna para nosotros. —respondió el siempre creído capitán del equipo, consiguiendo que sonría y ponga los ojos en blanco frente a su arrogancia.

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