6.

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—Lo siento. Y sentimos todos este espectáculo. —dijo uno de los cinco que no conocía en absoluto. —Soy Petro.

Lo miré de arriba a abajo y pude decir que el nombre le quedaba muy bien. Su consistencia era la de una piedra, evidentemente. Enorme, musculoso, pero no daba en absoluto miedo. De hecho, parecía ser tan... tranquilo como una piedra.

—¿Puedo preguntar porque ustedes se están disculpando por lo que hicieron y hacen esos patanes?

Sé que a caballo regalado no se le miran los dientes, y que debería agradecer y huir lo más pronto posible, pero no pude. Necesitaba entender.

Jossie siempre me dijo que mi terca curiosidad me traería problemas algún día. Ya lo hizo varias veces, y está podría ser solo una de esas incontables ocasiones.

—Porque el equipo es de todos, y por estas cosas tenemos mala fama. —fue la respuesta concreta de Petro, quien no parecía muy conversador.

—Y porque, además, Thomas es nuestro amigo —alcé una ceja incrédulo ante lo que acababa de decir Steven —En serio. Y lo amamos. Pero es insoportable cuando se junta con ese grupito de cuarta. No siempre es así.

—Suponiendo que tienes razón, ¿Por qué debe juntarse con esos imbéciles, si es tan buen chico?

—Bueno, ya sabes, es arrogante, creo que no hay nadie que pueda negar ese hecho. Es la clásica fórmula "hijo de papito rico pero exigente" por lo que se siente superior en algunos aspectos pero necesita demostrarse a si mismo muchas cosas...

—Ejem.—Leon llamo la atención de Steven, su mirada era de advertencia, y admito que daba un poco de escalofríos. —Creo que dijiste suficiente.

Steven se veía ligeramente culpable. Estoy seguro de que no había querido darme información personal, parece ser como Allegra, de ese tipo de personas que empiezan a hablar y les cuesta mucho dejar de hacerlo. Leon por otro lado era educado, casi cordial, pero desconfiado y la mano derecha de Thomas, quien seguramente tenía enemigos esparcidos por la escuela, felices de tener información personal de la vida del Capitán de los Caballeros para usar en su contra.

—La próxima vez no tientes a tu suerte y no los provoques. —dijo sabiamente uno de ellos, asintiendo con la cabeza y presentándose.—Soy Evan.

—Lo sé. Es solo que... no... no pude evitarlo.

—Nuestro nuevo amigo aquí parece ser un justiciero.

Steven dijo con una sonrisa amplia mientras pasaba su musculoso brazo alrededor de mis hombros, logrando hacerme retener la respiración por instantes, tanto por la sorpresa como por las hormonas revolucionadas ante ese simple contacto.

Dios, necesitaba tener sexo.

Antes de este momento no me había dado cuenta de lo necesitado que estaba: Todo es culpa de estos bastardos musculosos y su exceso de testosterona.

—Me agrada. Es valiente. —agregó el único de ellos que no se había presentado aún.—Yo soy Marcus.

—Encantado. —sonreí, aunque era una mueca incómoda era sincera.

Los brazos alrededor de mis hombros me pusieron nervioso hasta que ellos tuvieron que irse y yo me quedé limpiando el lugar.

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Jugar, ganar y enamorarse |✔Where stories live. Discover now