Capítulo 12

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Después de un mes por fin se dio a conocer en público al hijo del Tsuchikage y del futuro líder del clan Uchiha en una gran celebración. Todos parecían apreciar el gesto de que sus gobernantes les permitieran ser parte de esa felicidad.

El pueblo se había ocupado de arreglar las calles con flores blancas en honor al primogénito aunque los padres solo dieron un rápido recorrido en carruaje pues Deidara se preocupaba de que su hijo aún era muy pequeño y no quería someterlo a un estrés innecesario.

Solo lo presentó en la cima de la torre agradeciendo a todos sus buenos deseos.

- En este día maravilloso después de tanta espera al fin puedo compartir con ustedes nuestra dicha y presentarles al hijo que servirá y cuidará esta aldea con tanta lealtad y entrega como lo han hecho mis antepasados y como pueden estar seguros de que lo hago yo mismo. El día que mi hijo sea capaz de dirigirlos si resultara ser doncel lo hará entregando todo de sí por el bien de sus hijos y de sus nietos, y si resultase ser un varón pueden confiar en que de igual forma estará a disposición de todos ustedes, de toda mi querida aldea de la Roca.

- Qué el Tsuchikage viva y reine por una larga vida. Qué su heredero viva y reine por una larga vida.

Todo el mundo aplaudió ante la reverencia del Tsushikage, jamás hubieran pensado que en tan poco tiempo el niño rubio que lloraba desconsoladamente por su abuelo se convertiría en esta persona; lucía seguro pero no con arrogancia, tenía porte y presencia que mostraba su jerarquía. Todo aquel que había llegado a conocer a su madre e incluso a su abuela se daba cuenta de que Deidara no decepcionaría en su papel de dirigente.

Ese pensamiento solo era compartido por los habitantes de la Roca, todo lo contrario a su esposo que no estaba para nada de acuerdo con el discurso que acababa de dar. Agradecía que sus padres no estuvieran presentes o seguramente le dirían un par de cosas bastante desagradables. Todos los Uchiha como parte del mismo clan tenían un objetivo en común pero su forma de obtenerlo era diferente; admiraba a sus padres pero haría las cosas a su manera.


Casi al anochecer arribaron los señores Uchiha. Ambos estaban esperándolos en el salón principal. Por su puesto que Mikoto se emocionó y lo primero que quiso hacer fue ir a conocer a su nieto así que Deidara la guio a su habitación para que lo conociera aunque estuviera durmiendo mientras tanto los otros podrían hablar a solas.

- ¡Pero mira que pequeño es! –se acercó a la cuna donde dormía el niño, a pesar de que al principio no estuvo de acuerdo Sasuke insistió en que no debían dormir a su lado. –Debo decir que me sorprende, jamás creí vivir para ver a un Uchiha con el cabello rubio. –Deidara no sabía si eso era una queja o un halago.

- Me sorprendería si no lo fuera, en mi familia todos han sido rubios de ojos azules.

- Sí querido pero este niño también es un Uchiha y aunque nos distinguimos por mucho más que la apariencia todos en el clan son pelinegros. –Pudo detectar la hostilidad en sus palabras; él no había dicho lo de su familia para incomodarla, fue un simple comentario. ¿Tanto le dolía cómo lucía su hijo?

- Será mejor que lo dejemos descansar, mañana podrá verlo cuando despierte. –Deidara no quería ser grosero  pero si Mikoto no mostraba amabilidad no la quería cerca del bebé.



En esos días que pasó la familia Uchiha se dio cuenta de que Mikoto ya no le agradaba tanto como solía hacerlo. No le gustaba la forma en que trataba de imponerse ante la forma de criar a su hijo. Entendía que ella ya podía considerarse una experta como madre pero ese niño era suyo y aunque se equivocase él quería criarlo a su manera junto a su esposo.

Lo que no puede ser profanado por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora