🕧CAPÍTULO OCHO🕧

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Dejé de llorar justo cuando ya sentí que me había liberado un poco, en realidad estaba demasiado calmada, mi respiración y la de Peter era lo único que resonaba por toda la habitación.

Necesitaba esto, necesitaba de él y su abrazo había sido un regalo lleno de paz. Me aparto lentamente y ahora si me siento un poco nerviosa y avergonzada.

Mis ojos deben de ser un completo desastre, rojos, inchados, ojerosos y bolsudos, y por supuesto mi nariz roja.

Sin embargo el no se fija en eso, en cuanto nuestras miradas se encuentran solo veo en el algo de preocupación.

—¿Te sientes mejor? —me pregunta y solo me queda asentir con mi cabeza—Quiero oírte, dime que tienes, se que algo te pasó, algo por lo que tienes pesadillas, a veces es mejor decirlo para liberarte.

Tardo en responderle, quiero decirle la verdad, pero no puedo arriesgarme a ver lo que sucede, así que pienso las palabras adecuadas para decir algo similar. —Hace 3 años perdí a una persona demasiado especial para mi, alguien que me dió felicidad, una razón, lo perdí todo y fue mi culpa, yo debí morir pero el me protegió.

—No te culpes más por eso Isa, esto es extraño, pero siento que ese chico nunca te culpó, estoy seguro que esa persona lo hizo porque te amaba, porque quería que fueras feliz y no se porque pero es como si yo estuviera sintiendolo—Peter apreta sus labios y sin apartar sus ojos de los míos añade—mi corazón duele al verte llorar, yo no lo entiendo pero lo único que sé es que tú no tienes la culpa, no la tienes—entonces me vuelve a atrapar en sus brazos.

Solo quiero tenerlo a mi lado siempre, entonces vuelvo a hundir mi rostro en su pecho y lo apreto más contra mi y
soy inconsciente del tiempo en el que pasamos abrazados, en total silencio hasta que mi alarma suena.

Mi horrible y escándalosa alarma

Me separo nuevamente de él y el no me dice nada, agradezco que sepa cuando quiero y cuando no quiero hablar.

Baja de la cama y se dirige al baño, yo por mi parte voy a la cocina donde hay cereal y me preparo un poco.

Mi celular no tarda en sonar, una video llamada de un numero desconocido aparece en pantalla, dudo mucho en responder, hasta que decido no hacerlo y cancelar la llamada. No entiendo como me confundí y terminé contestando, casi caigo de culo cuando veo el rostro de Fernando.

—Te ves horrible —me dice Fernando con una risa burlona.

Giro los ojos y le pregunto que si que demonios hacía llamándome tan temprano, indignado me respondió que solo quería hacerme una pregunta. Mientras como de mi cereal le dejo tiempo para que me diga lo que tenía por preguntar y tuve ganas de matarlo cuando solo me preguntó por el lugar donde Karen guardaba su álbum del grupo de sus “Chinos”.

—Fernando, ¿Es en serio?. —hago una mueca y paro de comer—¿solo me llamastes por eso?.

—¿Querías que te marcara para otra cosa?—tiene una sonrisa curvada llena de malicia.

Le digo que definitivamente ha enloquecido y que si no tenía nada más por decir iba a terminar la llamada.

—Espera amargada, te voy a dar el contexto, lo que sucedió es que Karen se llevó mi cartera, dijo que le debía dinero, ¿puedes creer que no me la ha devuelto?—Finje indignación —y se que su punto débil es ese álbum de sus chinos que quiere más que a su vida.

—Ella dice que son Coreanos, y segundo, si te digo donde está su álbum te va a matar.

<<Espera, eso sería divertido>>

En tan solo un mes [Finalizada Sin Corregir] Where stories live. Discover now