Capítulo 39

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- Ha llegado a mis manos un poquito de tu arsénico ¿Sabes porqué?

- Directa al grano eh -Muestra una torcida sonrisa mientras se detiene a una distancia prudencial-. Sabía que vendrías tarde o temprano. Ni siquiera me contarás cómo es que saliste de aquí tú y Harry.

- ¿Vas a hablar o tendré que entrar a rajarte la lengua, Tomlinson?

- Esta bien -Tensa la mandíbula y sus hombros-. Si es cierto que últimamente la he vendido poco y tengo los clientes contados pero yo no sé para qué la utilizan después.

- Quiero una lista de los clientes.

- No puedo hacer eso...

- Claro que puedes, no tienes otra opción -Saco las llaves del bolsillo de la bata y las meneo frente a su cara.

Impulsa las manos en el aire para que le de un momento, se aleja en la oscuridad y tarda un minuto en volver a aparecer con un pequeño trozo de papel doblado. Extiende su brazo tembloroso sin sacarlo de los barrotes, lo agarro con fuerza y lo escondo en mis pantalones.

- Siempre es un placer hacer negocios contigo.

- Atenea -Dice antes de que pueda emprender la marcha-. Sácame de aquí, te lo pido.

- ¿Porqué debería? Te sienta muy bien el metal podrido.

- Están haciendo experimentos con nosotros, el otro día se llevaron a Poh y... No sabemos nada de él.

- Este lugar dejó de ser mi problema hace mucho tiempo.

- Si no lo haces por mí, hazlo por Harry, él seguro lo haría.

- ¿Ves que esté aquí? -Enarco una ceja-. No, porque es un cobarde, si tuviera que regresar al pasado lo dejaría pudrirse en la celda del violador pederasta.

- Por favor... Por Wilde.

Me quedo mirándole en seco, intensamente, su cara de lástima, de tristeza y pena que unas lágrimas adornan por sus mejillas. Por Liam, por Wilde o porque este lugar merece arder pero al final cedo, cedo como una estupida manipulable. El cerrojo se abre a la primera, Louis no sale de inmediato sino cuando tomo camino y le separa de mí unos quince pasos. Al pasar la primera puerta abierta el enfermero se ha vuelto a dormir, le hago un movimiento a Louis para que se de prisa y me toma la delantera, después sale a la sala principal donde encuentra el mejunje de sangre y carne que dejé anteriormente.

- Veo que sigues siendo igual de discreta -Dice sarcásticamente.

- Da gracias porque no has acabado igual.

La única forma de salir sin ser vistos es por arriba, la terraza y después saltar un espacio en vacío hasta el muro que nos separa de la libertad. Subo las escaleras, izquierda, escaleras, derecha, escaleras, izquierda, izquierda y puerta cerrada. Louis fuerza la cerradura pero termina optando por romper el cristal que le ha dañado la mano y ha producido un escándalo en eco por todo el lugar. Paso una pierna sin cortarme, el cuerpo y luego la otra, Tomlinson da un brinco y consigue salir inmune. De repente se ha puesto a llover y el viento azota con fuerza, puede ser un problema a la hora de saltar.

- Se que tu plan es saltar hasta el muro, pero nadie ha salido vivo de una caída así.

- El plan, es no caerse -Mascullo.

La lluvia moja mi cara casi nublándome la visión, sacudo la cabeza dejando algunas gotas apartadas y camino hacia atrás calculando la velocidad, la fuerza de mis piernas, la longitud y los segundos que necesito para agarrarme al otro extremo antes de resbalarme. Louis me mira atónito pero también observador, después tendrá que hacerlo él. La luz blanca de seguridad pasa por encima de nosotros cegándonos y menos de un segundo todas las alarmas se han encendido, las puertas se han cerrado y reforzado, los guardias corren hacia el detector, la luz ahora es roja y llena todo el perímetro, el pitido de la sirena es apenas soportable tan de cerca.

MedicineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora