Capítulo 30

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La ira sale por mis poros a cada golpe que arremeto contra el saco de boxeo, tengo la vista fija en un punto inexistente mientras por el rabillo del ojo observo cómo Joet me grita cosas, su cara tan arrugada que con cada grito más agresivo su saliva salpica contra mi mejilla, mandando ordenes e intentos de animarme pero mi mente está vagando en recuerdos de la noche anterior, imágenes y sensaciones, buscando el error en cada movimiento.

Luego de hacer un intercambio de vestuario con Scarlett y tener que vagar por toda la ciudad vestida como una Mamá Noel sexy, conseguí robar un coche a las afueras para ir en busca de todos los almacenes de explosivos, que casualmente todos y cada uno estaban abandonados. Misión fallida. La ira me comía por dentro, la frustración y la estúpida burla de Marcus cuando recibí una mensaje anónimo que decía: "Buen intento zorrita, me honras pero no me sorprendes". Después de pensar si volver a casa y enfrentarme a un Harry furioso que quisiera explicaciones, un Harry dormido o un Harry excitado por su encuentro con la rubia, me decanté por dormir en un descampado recostada en los sillones traseros mohosos del Mercedes 280 SE robado. Por la mañana llamé a Zayn quien encantado pasó a recogerme cargando ropa deportiva para cambiarme, no hizo preguntas, simplemente condujo todo el camino sin dedicarme una mirada y yo tampoco le dije nada en agradecimiento. Ya por fin en el gimnasio la primera persona que me encontré fue Harry plantado junto a Scarlett mirándome en advertencia, como si quisiera correr hacia mí y ahorcarme. Lo ignoré por completo y fui hasta Joet para decirle que me entrenara, no es que necesite un entrenador personal pero justo en ese momento no quería que nadie se me acercara para charlar y él lo entendió. Así que aquí estamos, él se descarga contra mí por haber preocupado a todos y yo me descargo contra una bolsa de arena dura y compacta por haber fallado en la única cosa sencilla que debía hacer.

- ¡Pegas muy flojo! -Su cara estaba completamente roja de euforia, muchos compañeros se detienen para mirar lo que ocurre, es extraño que alguien me grite con tanta autoridad pero no les presto atención, sigo pegando más fuerte-. ¡Quiero que destroces esta mierda! -Agarra el saco con sus dos enormes manos para darle más estabilidad y le hago retroceder con otro golpe-. ¡Así joder!

De un momento a otro los golpes son más secos, toscos y brutos, tanto que puedo oír la sangre acumularse dentro de mis oídos, la presión del pecho, mis nudillos pidiéndome que me detenga, un pie delante, cambio al otro de un salto, el abdomen tenso, el sudor frío que recorre toda mi frente y columna pero sigo, sigo y sigo mientras alguien desde atrás me ruega que pare.

- ¡Atenea! -La voz ronca de Harry suena detrás de mi oreja junto a su aliento en mi nuca, tanto así que me tiene agarrada en el aire cruzando mis brazos para que no pueda moverme.

Mientras me aleja a jadeos de cansancio observo que he roto el saco, la arena se desparrama por todo el lugar y ya hay un compañero que está ayudando a Joet para recoger el desastre. Cuando la imagen se me hace suficientemente pequeña para no ser de mi interés me percato de que aún estoy en el aire, Harry llevándome como uno de esos seguritas del psiquiátrico que debía amarrarme para que no arañara o mordiera. Recuesto la cabeza hacia atrás descansando en el hombro tenso del moreno, no parece molestarse en quitarme así que cierro los ojos intentando recuperar el aliento.

Una puerta se cierra a nuestras espaldas cuando estamos en una habitación nueva, las paredes de metal, los muebles también sin ninguna decoración, preparada para cualquier emboscada. Me suelta en el centro dejando que me apoye en la mesa y quedar cara a cara. Tiene unas ojeras pronunciadas pero su cara no deja de ser pura furia, las aletas de su nariz tiemblan con la tensión que corre por sus venas, cierra la palma de su mano con tanta fuerza que sus nudillos palidecen, las cejas las mantiene muy cerca entre sí, una cara que por primera vez contemplo de esa manera hacia mí. Parece estar debatiendo entre hablar y explotar o mantener la calma que por ahora es inútil.

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