𝐒𝐞𝐱𝐚𝐠𝐞𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 *

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Kara jadeó y arqueó la espalda contra el colchón al sentir que los labios de la ojiverde descendieron en línea recta por el centro de su abdomen y se detuvo para pasar la punta de la lengua entre las líneas que separaban sus músculos abdominales tensos.

Su piel estaba cubierta por una ligera capa de sudor, tenía las mejillas sonrojadas y estaba desnuda a excepción de sus bragas, también, estaba casi temblando debido a la anticipación de lo que seguía.

El sonrojo en su rostro se acentuó aún más cuando Lena siguió descendiendo hasta llegar al elástico de sus bragas para mordisquear la piel sensible allí y humedecer su piel con ligeros besos por la línea de sus caderas. Sus manos estaban entrelazadas con las de su novia, pero la ojiverde soltó su mano derecha para sujetarle la rodilla y la instó a separar las piernas.

—Lena... —la rubia jadeó.

—Oye, ¿sucede algo? —La aludida dejó un beso casto en la pelvis de su novia y buscó su mirada inmediatamente—. Puedes decirme. Podemos dejarlo aquí y ver una película si no estás lista.

—En realidad iba a preguntar si podías apresurar esto un poco —Kara admitió, y sus mejillas volvieron a encenderse ante su admisión, pero la ojiverde esbozó la sonrisa más amplia y maliciosa que pudo, y luego asintió.

—Lo que sea por mi chica extranjera.

Seguido de eso, Lena dejó besos castos en el pubis de su novia aún por encima de la ropa interior, y todo lo que la rubia pudo hacer fue volver a tensarse con anticipación y jadear cuando los labios de la ojiverde provocaron un toque apenas perceptible sobre su clítoris hinchado y ansioso, también afianzó su agarre en la mano que estaba sujetando y su mano libre encontró su camino hacia los mechones oscuros de Lena para instarla a ponerla en su boca.

Kara exhaló un gemido cuando -en lugar de quitarle las bragas- la ojiverde deslizó la tela de su ropa interior hacia un costado y lamió la piel tierna entre su muslo y su pubis de forma delicada antes de hacer un sonido de apreciación y volver a lamer su piel para probar el sabor de su excitación.

Los vellos cortos acariciaron la mandíbula de la ojiverde y esta buscó un mejor ángulo para recolectar toda la humedad que pudiera, porque la forma en que Kara se retorció contra la cama y dejó salir un gemido entrecortado le dijo exactamente lo que necesitaba saber.

Al echar un vistazo hacia arriba en dirección al rostro de su novia, Lena no pudo evitar notar la forma en que los músculos del abdomen de Kara ondularon bajo la piel sudorosa y saltaron a la vista cuando acarició apenas ligeramente el clítoris hinchado con la punta de su lengua y la rubia perdió el aliento de forma brusca. La reacción de su cuerpo fue instantánea al ver la demostración del segundo mejor atributo de Kara en su máxima expresión, sus propias bragas se volvieron incómodas debido a la humedad en ellas y deseó ser tocada también, sin embargo, se las arregló para lanzar su excitación al fondo de su mente y volvió a sumergirse en la vulva de la rubia.

Por lo que pareció la enésima vez, la chica ucraniana jadeó y arqueó la espalda al tiempo que un escalofrío recorrió su espina dorsal debido a la forma en que estaba siendo tocada, y Lena le soltó la mano para sujetarla por las caderas y ejercer un tipo de control sobre ella. Como respuesta, Kara enredó sus dedos entre los mechones oscuros de la ojiverde y la presionó con más fuerza contra su clítoris.

—Lena... solo... —la rubia se interrumpió a sí misma cuando un gemido abandonó su garganta—. Ve más rápido, te necesito...

En lugar de acatar la orden, la ojiverde alejó su boca -no sin extrañar el sabor de su novia- de la excitación en la vulva de Kara y se lamió los labios, luego esperó hasta que los iris azules desenfocados se reunieron con los suyos y esbozó una sonrisa burlona.

—¿Por qué no lo pides amablemente? —Cuestionó en un tono aparentemente desinteresado.

La respiración de la rubia titubeó y tragó saliva de forma forzada, pero miró con fijeza los ojos de su novia y asintió firmemente luego de humedecerse los labios.

—Lena, por favor —expresó con energía contenida, y la forma en que las palabras dejaron sus labios envió una oleada de excitación al sexo de la ojiverde—. Te necesito.

—No —zanjó Lena con firmeza, pero antes de que Kara pudiera quejarse, añadió—: Pídelo amablemente, pero en tu idioma.

La rubia se dejó caer contra las almohadas y jadeó, estaba avergonzada, pero también estaba demasiado caliente y necesitaba que Lena le diera un alivio.

Лена, будь ласка —su tono de voz salió arrastrado y áspero, de tal forma que envió una sacudida de deseo directamente al ápice entre las piernas de la ojiverde—. Будь ласка, просто... просто торкнись мене і зроби мене своїм.

Apenas Kara terminó de hablar, Lena se hundió en su humedad y lamió con firmeza de un lado a otro para tener todo lo posible de ella, lo que hizo que Kara maldijera y dejara salir palabras bruscas y fuertes en ucraniano al tiempo que se encogía en su lugar a la vez que empujaba las caderas contra el rostro de su novia de forma desvergonzada en busca de un contacto más directo.

Sentir el movimiento de las caderas de la rubia en su rostro hizo que Lena sintiera un subidón de adrenalina que la obligó a extender las piernas de Kara para hundirse en ella de forma más sencilla. La rubia gimió de nuevo al sentir el contacto cada vez más frenético y se encogió al percatarse de que el calor en su vientre bajo estaba amenazando con desbordarse en cualquier momento, Lena estaba demasiado ocupada para darse cuenta de ello y necesitaba correrse, pero había algo sobre estar al borde del precipicio, y amaba la forma en que su novia estaba ocupándose de ella, por lo que trató de sostenerlo todo el tiempo que le fuera posible.

Sin embargo, su mente se perdió por completo cuando notó que una de las manos de Lena estaba perdida entre sus propias piernas, y solo entonces fue consciente de que -aún mientras estaba lamiéndola- su novia estaba gemiendo de forma delicada e hipnótica justo en su clítoris.

Kara apretó su agarre en el cabello de la ojiverde, arqueó la espalda de forma casi dolorosa y exhaló un gemido roto que pareció ser el nombre de su novia cuando el orgasmo atravesó su cuerpo y le robó el aliento. Al mismo tiempo, Lena dejó salir un jadeo que pareció ser el nombre de la rubia aún contra su piel resbaladiza y un segundo después sacó su mano de su ropa interior.

Kara se veía hermosa tirada en la cama con las mejillas sonrojadas, el cabello hecho una maraña, el cuerpo relajado y sudoroso y la respiración agitada. La expresión en su rostro era euforia pura y la ojiverde se dio cuenta de lo mucho que valió la pena la espera.

Lena se incorporó sobre sus rodillas aún entre las piernas extendidas de su novia y se lamió los labios antes de recostarse sobre su cuerpo, Kara la acunó entre sus brazos rápidamente y esbozó una sonrisa soñolienta al sentir que sus torsos desnudos estaban unidos.

La ojiverde plantó un beso cariñoso en la boca de la chica ucraniana y quitó del camino algunos cabellos rubios que estaban sobre su mejilla.

—Gracias por dejarme tenerte de este modo, Kara —murmuró con los ojos brillantes—. Gracias por aparecer en mi vida.

La rubia volvió a sonreír ampliamente y respondió:

—Gracias por permanecer en la mía.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora