𝓠𝓾𝓲𝓷𝓬𝓾𝓪𝓰𝓮𝓼𝓲𝓶𝓸 𝓼𝓮𝓹𝓽𝓲𝓶𝓸

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Veronica presentó cargos por agresión.

Andrea se lastimó la mano de lo fuerte que golpeó a todo aquel que se le puso enfrente, y también presentó cargos.

Diana consiguió un par de hematomas nuevos e igualmente presentó cargos.

Samantha presentó cargos porque alguien casi le rompió un tobillo y era "¡una maldita atleta con un futuro brillante! ¡Mierda!"

Kara no presentó cargos, pero su madre absolutamente lo hizo luego de ver que llegó a casa cojeando.

Sara consiguió un tabique desviado y también presentó cargos.

Demonios, incluso Lena quiso presentar cargos debido a la horrible escena ante sus ojos, misma que casi le creó un trauma.

De cualquier forma nada procedió y las madres de las involucradas llegaron a un acuerdo que evitaría registros delictivos en los expedientes de las chicas, más riñas o mala prensa para las familias.

Por su parte, Lillian llevó toda la situación de forma bastante natural y neutral. Castigó al equipo de baloncesto sin el viaje escolar a Denver, Samantha se quedó sin mención honorífica -lo cual fue honestamente injusto porque sorpresivamente ella no lanzó ningún puñetazo-, Sara tuvo que ordenar la biblioteca "voluntariamente" y se desligó cualquier tipo de contacto con Northwest High porque fue una estudiante de esa institución la que desató aquel altercado.

Así que el lunes luego del incidente, Luthor High se sentía pesado, silencioso y honestamente casi ajeno. Y cada vez que Lena veía en alguna dirección, podía ver a al menos una chica con el rostro mallugado.

—Esto es malditamente injusto —se quejó Diana en tono malhumorado—. Todo inició por culpa de Lena y ella no tiene ningún castigo o incluso un golpe.

—Y dicen que no hay favoritismo —masculló la corredora.

—Momento allí —Andrea -que era el miembro más reciente de la pandilla y tenía una bandita cubriendo la herida abierta en su ceja- alzó las manos para detener la discusión—. Esto no fue culpa de Lena. Las cosas sucedieron en este orden: uno: Veronica quiso obligar a Lena a besarla. Dos: la taclee y la retuve en el suelo. Tres: insultó a mi madre y le di un puñetazo. Cuatro: tú y Kara trataron de evitar que la matara. Cinco: los puños empezaron a llegar desde cualquier dirección y todas terminamos con demanda. Discúlpame, Prince, pero en ningún momento vi que Lena incitara a algo, y si crees que fue su culpa, entonces eres una imbécil que no ve más allá de su propio culo.

—Andrea tiene razón —Kara asintió y se removió con incomodidad en su asiento al sentir un pinchazo de dolor en la pierna. No estaba segura, pero creyó haber visto que Samantha la pateó mientras gritaba con furia que dejaran en paz a su novia—. Nada de esto fue culpa de Lena.

—¿Saben? Yo no debería opinar ya que afortunadamente no estuve presente —Alexandra dejó salir un risa divertida y luego se puso seria—. Pero alguien trasmitió en vivo y la pelea se vio justo como una de esas peleas en bares donde los machitos blancos y estúpidos con testosterona hasta las cejas lanzan puñetazos a diestra y siniestra solo porque pueden.

—Samantha, ¿por qué pateaste a Kara? —Cuestionó Margaret con expresión confusa una vez que salió el tema de la trasmisión en vivo—. ¿Creí que estaban del mismo lado?

—¡Entonces sí fuiste tú! —Chilló la rubia llena de indignación—. ¡Mierda, Samantha! ¡Yo le quité de encima a Diana una tipa de dos metros que estaba masacrándola!

—¡Pensé que tú me habías pateado primero! —Chilló la corredora en respuesta.

—¡¿Cómo pude haberte pateado si estaba ocupada siendo el escudo humano de tu novia?! —Kara gritó más fuerte.

—¡Alguien me pateó y solo quería venganza!

—¡Pues alguien...

—Kara, ya basta, por favor —Lena tomó la barbilla de su novia y la obligó a mirarla a los ojos—. Ya pasó, igual te pateó y que le grites y reclames no va a quitarte el dolor en la pierna, ¿o sí?

La rubia frunció el entrecejo pero negó -de acuerdo con la ojiverde- y luego se inclinó para dejar un beso persistente pero breve en su boca antes de inhalar profundamente y exhalar para tranquilizarse.

—Yo sería un tipo realmente guapo —comentó la chica griega de la nada—. ¿Se imaginan? Dion Prince, casanova de Luthor High.

—Seguro te refieres a Dion Prince, el gobernado de Samuel Arias —se burló Margaret. La chica griega rodó los ojos.

—Uhm... Samuel Arias no suena mal —murmuró la corredora con expresión pensativa—. ¿Y tú, Andrea?

—Andrew Rojas, por supuesto —la quarterback esbozó una sonrisa arrogante y luego adoptó una expresión presumida—. El chico gay más cotizado de Luthor High.

—Uh, yo sería Alexander Danvers y Ma...

—Cállate, yo seguiría siendo yo porque, mírame, soy perfecta —zanjó Margaret—. Cierra la boca.

—Bueno, yo definitivamente estaría enamoradísima de la versión masculina de Kara —Lena admitió al tiempo que se colgaba del brazo de su novia. La rubia empleó una expresión pensativa y se encogió de hombros—. ¿Tú qué dices, guapa?

—Si fueras un chico no habría volteado a verte una segunda vez.

Luego de la admisión de la chica ucraniana se instaló un silencio sepulcral en la mesa y todas las chicas contuvieron el aliento a la espera de la reacción de Lena.

La ojiverde parpadeó un par de veces, soltó su agarre en el brazo de su novia y frunció el entrecejo en algo parecido a la molestia, emoción que trataba de cubrir su ego herido.

—Oh, es bueno saberlo —espetó en tono mordaz.

—Lena...

La ojiverde se zafó rápidamente del agarre que ejerció la rubia en su muñeca y abandonó la mesa y la cafetería de inmediato. Cuando Kara trató de seguirla, Andrea la detuvo con una mano sobre el pecho y negó para que se quedara en su lugar.

—Créeme, mejor deja que se le pase. Está dolida.

—¿Dolida? Yo la vi furiosa —murmuró la pelirroja con expresión confusa.

—No. Lena suele encubrir su tristeza con enojo y funciona bastante bien si no la conoces —Samantha hizo una mueca—. Kara, Andrea tiene razón. Heriste sus sentimientos.

—¿Tiene? —Cuestionó Diana de forma retórica.

La corredora le propinó una bofetada a modo de reprimenda.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora