Capítulo 23

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Al escuchar esas palabras Mina se llenó de una inmensa alegría. Tenia muchas preguntas que hacerle al dueño de esa mágica voz, pero antes que eso, su primera reacción solo fue correr en su dirección y abrazarlo fuertemente —¿Que haces aquí? ¿Cómo entraste? Pensé que estarías en manos de Kunzite ¿Cómo escapaste?

—Crecí toda mi vida en el pueblo, sobreviviendo a tus hombres y a un sin fin de cosas que la vida me presentó, fue fácil escapar de ese príncipe y su ejército, además te dije que te protegería de todo y de todos ¿Lo recuerdas?

—Yaten no puedo creer que estás aquí, pero me alegro de que así sea. Dime ¿Cómo hiciste para escapar?

—No lo hice solo. Cuando Kunzite y sus hombre nos llevaron prisioneros hice un plan. Nuestro general fingió ponerse del lado del enemigo para ganarse su confianza y así poder ayudarnos, me dejó escapar sin que nadie más notara mi ausencia. Kunzite porta consigo las llaves de las celdas, así que tomé esto para poder abrir la mía— Yaten le mostró el broche que Mina portaba en su cabello aquella ocasión que habían platicado y que le había entregado para poder liberarse y que en realidad era una curiosa llave maestra.

—¿Aún la conservas? Nunca me la devolviste, supuse que tal vez, entre tanta confusión la habías perdido— Mina estaba asombrada ante lo cuidadoso que Yaten había sido.

—¿Cómo podría perderla? Fue el primer obsequio que me diste, el primer objeto que tengo de ti, no podía permitirme deshacerme de él y mucho menos, perderlo por un descuido.

—¡Yaten!— susurraba Mina con una dulce voz.

—Mina, te amo. Te amo y te prometo que no dejaré que nadie te haga daño. Juntos enfrentaremos lo que viene y saldremos adelante. Ya lo verás.

Por alguna razón, la tenue luz de la habitación hacia brillar la blanca piel de la princesa. Yaten no sabía si era por el momento que estaban viviendo o era por la verdadera emoción de estar al lado de Mina pero su corazón latía fuerte y aceleradamente, y una especie de impulso eléctrico comenzó a recorrerle de los pies a la cabeza. Hasta ese momento, ambos habían permanecido abrazados, pero justo ahora, comenzaban a separarse para dejar sus rostros uno frente al otro. Sin pensar en nada más que en esa mujer que le provocaban un sin fin de emociones y sentimientos que nunca antes había tenido se decidió a dejarse llevar y a hacerle caso a lo que su razón y su corazón, pero aún más, a su deseo le dictaban. El joven acercó lentamente sus labios a los de ella y comenzó a besarla delicadamente mientras con sus manos la sujetaba de forma cuidadosa de la cintura.

—Yaten espera— Mina trataba de detener la situación.

—Te deseo Mina, te deseo— ante esas palabras, la princesa no resistió mas y comenzó a admitir que no podía oponerse a los besos de su amado guardian. En ese momento ella lo sujetó de la nuca y correspondió a los apasionados besos de Yaten, quien comenzó a dedicarle algunas palabras mientras continuaba besándola —No te dejaré ir, esta noche seras mia Mina.

—Yaten, ya no puedo resistirlo más. Te amo— ante esas palabras él comenzó besar y abrazar a Mina con más fuerza y pasión. El joven comenzó a recorrer con sus manos la cintura y las caderas de la princesa mientras la besaba, con lo que Mina se sentía en las nubes y se dedicó a vivir el momento.

Poco a poco Yaten comenzó a dar algunos pasos provocando que Mina retrocediera hasta llegar al borde de la cama, la sujetó delicadamente de los hombros y la depósito sobre la delicada sábana de seda que cubria el lecho de la joven princesa. Yaten se arrodilló frente a Mina para tomar un poco de aire al igual que ella, ambos estaban muy agitados —Yaten yo...— ella intentaba hablar, pero el guardián la interrumpió colocando su dedo indice sobre los labios de ella indicándole que guardara silencio —tranquila Mina— al decir esto,  sin dejar de mirar a la mujer que amaba, Yaten comenzó a retirarse la ropa para después colocarse sobre ella —te amo— solo pudo susurrarle al oído antes de comenzar a besarla nuevamente, mientras con una de sus manos, poco a poco iba retirando su adornado vestido. Mina, al llegar a este punto sintió un pequeño escalofrio recorrerle de los pies a la cabeza provocando que abrazara a Yaten con más fuerza. Sin percatarse, de un momento a otro, la ropa de ambos se encontraba sobre el suelo.

Yaten comenzó a acariciar y besar a Mina a lo largo de todo su frágil cuerpo mientras ella lo único que hacia era comenzar a dar suaves gemidos, mientras se sujetaba del cabello de Yaten con fuerza, provocando en él un deseo aún más explosivo que lo llevó a recorrer lugares tan secretos que estaban por descubrirse. Yaten besaba y tocaba con pasión cada parte del cuerpo de ella, sus bien formados senos, su perfecto vientre, sus piernas. El joven no podía evitarlo, ambos estaban desnudos y juntos, y a pesar de que era la primera vez para los dos, tanto Yaten como Mina sabían perfectamente lo que tenían que hacer para que ese momento fuera inolvidable; en la cama de Mina se observaban dos cuerpos desnudos, el cuerpo mas fino se encontraba abajo, mientras el cuerpo mas tosco estaba encima del otro; Mina y Yaten seguían besándose apasionadamente, ambos desnudos lo único que hacian era continuar con esa magica danza de besos, caricias y abrazos que habían comenzado, hasta que Yaten suavemente abrió un poco las piernas de Mina, quien al sentir esto abrazó fuertemente a Yaten y simplemente se dejó llevar.

—Te amo Mina, te amo— inmediatamente después de esas palabras, Yaten se encontraba dentro de ella, a lo que Mina hizo un pequeño gesto de dolor que desapareció en cuanto su cuerpo se acostumbró a lo que estaba viviendo.

Yaten se movía lentamente y daba suaves gemidos de placer, en algunos momentos sus embestidas se volvían más intensas pero trataba de no lastimar a su hermosa compañera.  Ambos se habían convertido en uno solo, poco a poco el dolor que sentían  fue desapareciendo, y ese dolor se convertía en placer. Mina comenzó a gemir mas rápido, solo se le escuchaba su respiración agitada mientras Yaten aumentaba la rapidez de sus movimientos. Ambos disfrutaban el momento, Mina no podía evitar el placer que sentía al saber que Yaten estaba dentro de ella; al mismo tiempo él no podia creer todas las sensaciones que tenía al hacerle el amor a su adorada princesa.

Pronto Mina comenzó a gemir mas fuerte, entonces Yaten se detuvo lentamente, y comenzo a besarla, ella le correspondia con dulces e intensos besos, pero justo en ese momento él se detuvo —Mina, lo siento... no quise... esto no debió pasar— Yaten estaba a punto de salir de ella, nuevamente su complejo de inferioridad invadió su pensamiento no creyéndose digno de estar a su lado, pero ésta lo impidió
—Yaten, te amo, y ahora soy la mujer mas feliz del mundo. No... no te separes de mi—  ante esa petición de Mina, Yaten comenzó a moverse nuevamente hasta sentir que no podia parar; después de horas en las que no dejaron de hacer el amor, ambos comenzaron a sentir una mágica sensación recorreles todo el cuerpo. Así, llegando a su máximo nivel de placer cayeron rendidos; Yaten salió lentamente de la mujer que amaba, y luego de observarla fijamente por unos segundos expresó algunas palabras —Después de hacerte el amor ahora eres solo mia y no te pienso compartir con nadie, así que sucionaremos eso de tu matrimonio forzado con Kunzite— luego de escuchar a Yaten decir eso, Mina esbozó una sonrisa, lo abrazó y respondió al pensamiento de su guardián —soy tuya, te amo Yaten—  ambos ya bajo las sabanas y abrazados se sumieron en un profundo sueño para pasar la que sería su primera noche juntos.

Amanecía, entraban los primeros rayos de sol a la habitación de Mina, con lo cual despertó Yaten, quien al abrir sus expresivos ojos verdes miró a su costado, ahí estaba Mina, profundamente dormida, —¡Qué hermosa eres Mina! ¡Qué hermosa! anoche me entregaste todo lo que un hombre podria desear... pasión, dulzura, y amor...— le repetía el joven una y otra vez mientras acariciaba su dorado y largo cabello.

Sin duda, habían vivido el momento más mágico de sus cortas vidas, pero pronto se vió empañado por una sorpresiva visita que irrumpió en la habitación descubriendo lo que la noche anterior había ocurrido ahí —¿Cómo pudieron? ¡Acabaré contigo maldito guardián!— esa amenazante voz terminó con el mágico momento.

El guardián de su amorWhere stories live. Discover now