Capítulo 16

25 3 0
                                    

En ese momento, la primera reacción de Yaten fue tomar el puñal para observar si tenía alguna seña que lograra dar con el culpable del asesinato del Rey, pero presisamente cuando tenía la especie de daga en sus manos fue sorprendido por la voz de Kunzite.

—Pero... ¿Que has hecho? ¡Haz matado al rey!

—No, yo no he hecho nada, lo escuché gritar y vine a ver qué era lo que sucedía, pero cuando llegué me encontré con esta escena. El rey se encontraba malherido, sobre el suelo y...

—¡Yaten! ¿Que has hecho?— cuestionaba el comandante del ejército interrumpiendo al joven.

—¡Deténganlo!— Kunzite dió la inminente órden —es inútil que niegues tu culpabilidad, tu armadura está llena de sangre y tienes el arma con la que lo atacaste en tus manos.

Yaten quedó inmóvil ante la afirmación del príncipe, sin darse cuenta, él mismo había colocado todas las piezas que lo hacían parecer el culpable, así que de inmediato los demás soldados lo sujetaron fuertemente para posteriormente llevarlo preso.

—Les digo que yo no he hecho nada ¡Suéltenme! Pregúntele a la princesa, yo estaba con ella cuando el Rey gritó pidiendo auxilio. Soy inocente, escuchen lo que les digo. Yo no soy el culpable.

—Ya hablaremos más tarde con la princesa, aunque francamente no creo que te ayude, has matado a su padre— las palabras de Kunzite se vieron interrumpidas por la dulce voz de Mina quien aún desconocía lo sucedido.

—¿Que pasa? ¿Por qué el alboroto? ¿Por qué gritaba mi padre?— Mina quedó desconcertada ante la imagen de los soldados sujetando a Yaten —¿Que sucede ahora Kunzite? ¿Que broma es esta? ¿Vas a seguir con tu pleito inútil con mi guardian? Y tú Yaten ¿Por qué tienes sangre en tu armadura?

—Princesa, al parecer su guardián cometió un crimen— hablaba el comandante del ejército
—es muy duro lo que voy a decirle pero... Su padre, el Rey, fue asesinado.

—¿Que está diciéndome? ¿Mi padre está muerto?— Kunzite sabía que ella quizá le daría la credibilidad debida a las palabras que Yaten expresaba, así que para que el dolor la cegara completamente ordenó a los guardias abrirle paso hacia donde se encontraba el lastimado cuerpo sin vida de su padre —!Noooooo!— el gritó desgarrador de Mina ante lo que sus ojos presenciaban retumbó por cada rincón del palacio —¡Papá! ¡No! Por favor, no me dejes, abre los ojos— Mina trataba inútilmente de hacer que Artemis reaccionara —¿Por qué Yaten? ¿Por qué lo hiciste?— al parecer Kunzite había logrado su objetivo.

—Yo no lo hice, tu sabes bien que no pude hacerlo, estaba contigo cuando tu padre gritó. Mina, por favor, confía en mí, por lo menos mírame, no estoy mintiendo, soy inocente—las súplicas de Yaten no servían de nada.

—Princesa, es mejor que lo lleven preso, haz visto su armadura, y fue encontrado con el arma que uso en las manos— Kunzite era demasiado hábil para hablar —ya una vez confiaste en él, pusiste el mundo a sus pies y mira cómo te pagó, si vuelves a darle un voto de confianza quien sabe que sea capaz de hacer, quizá intente hacerle daño a alguien más, incluso podría hacértelo a ti, pero a fin de cuentas es tu desición, se hará lo que tú digas— Kunzite tenía la certeza de que Mina actuaría tal y como él quería.

—¡Llévenselo!— fue la orden que ella dió.

—¡No! ¡Mina! Sabes que no lo hice, no sería capaz de matar a alguien y menos cuando me han tendido la mano ¡Mina! ¡Mina!— ella solo lo escuchaba gritar mientras sus hombres lo llevaban casi a rastras hacia su nuevo destino.

—Muy bien princesa Mina, haz tomado una sabia desición, ahora es tiempo de desalojar a su asquerosa familia de aquí, seguro son de la misma calaña que ese sujeto— hablaba Kunzite mientras desde una esquina un poco alejada Kakyu con su pequeña hija en brazos observaba con lágrimas en los ojos todo lo sucedido.

—No Kunzite, nadie saldrá de este palacio— Mina giró su rostro hacia la madre de Yaten
— el culpable ha sido él y nadie más, ellas no tienen porqué pagar por las acciones de ese miserable asesino.

—Pero princesa, podrían buscar venganza.

—¡He dicho que no Kunzite! se quedarán aquí, vivirán como hasta ahora lo han hecho, y si su deseo es vengarse, entonces que el castigo de Yaten sirva para que conozcan el precio que se paga por la alta traición.

—Está bien princesa, se hará como tú ordenes, ahora es mejor que vayas a tu habitación, permíteme ahorrarte la pena de sentir más dolor, déjame encargarme de todo lo necesario para realizar los funerales de tu padre. No te preocupes por nada, no estarás sola, cuentas conmigo, si necesitas algo no dudes en hacérmelo saber. A partir de hoy estaré más que nunca cerca de ti. Sé que no es el momento pero debes pensar en la boda, el reino necesita un líder y tú sola no puedes hacerlo.

—Tienes toda la razón Kunzite, tenía algunas dudas pero ahora estoy completamente segura del camino que debo tomar. Las nupcias se harán en dos días, pasando el funeral de papá guardaré esos dos días de luto y después de eso seré completamente tuya.

Ante la declaración de Mina, Kunzite no hizo más que sonreír ligeramente, aunque en su interior se encontrara embargado de felicidad. En cuanto se casara con Mina obtendría el poder que necesitaba y demostraría así realmente sus verdaderas intenciones.

El guardián de su amorWhere stories live. Discover now