𝟎𝟓

1.1K 95 4
                                    

Seguía sentada en la orilla de la cama de Minie, mi picazón aumentaba cada vez más, no podía soportarlo. Jeongin se encontraba jugando junto a Minie con sus muñecas, como si hubiera convivido con niños pequeños antes.
Me puse en pie para salir de su habitación y rascarme, enserio lo necesitaba, aparte de que también necesitaba una pastilla para el dolor de cabeza.

—¿A dónde vas? —pregunta Minie.

—Al baño.

Cerré la puerta para comenzar a rascarme desesperadamente con mi mano derecha. No me pasará nada, no me pasará nada, es solo picazón, es solo picazón, se me quitara pronto, se me quitara pronto, no me convertiré, no me convertiré.
Deje de rascarme, busque en la caja de medicamentos alguna pastilla para el dolor de cabeza, tome una para llenar un vaso con agua y tomármela. Me recosté sobre la pared, cabizbaja, tomando grandes bocanadas de aire.

—Todo estará bien, todo estará bien...—me decía a mi misma.

—dió dos toques a la puerta—¿Estás bien mamá? —preguntó Minie.

—S-si...tengo problemas de...chicas.

—Oh...de acuerdo, ¿quieres que te prepare un té?.

—suspiré—Si por favor.

—Okey.

Alce la vista, viendo mi reflejo en el espejo, notando que estaba un poco pálida. Me acerqué más a este para verme con claridad, notando que mis ojos también se estaban volviendo un poco rojos. ¡Maldita sea no!.

—Oye —dió tres toques a la puerta.

Ese idiota...

—¿Segura que estás bien?.

—Déjame en paz —dije molesta.

Se quedó unos segundos en silencio para soltar un suspiro e irse. Okey, las indicaciones es mantener la calma, tener paciencia no importa que, se positiva Tae, se positiva, piensas cosas buenas. Cerré ambos ojos, tomando bocanadas se iré y tirarlas como suspiro, pensando en lo único bueno que tenía hasta ahora Minie, mi pequeña, la cual me hace feliz, la luz de mis días en estos tiempos tan mierda. Abrí los ojos de nuevo, notando que estaba normal, lo rojo en mis ojos se había ido y mi piel volvió a ser normal. Salí del baño para bajar a la cocina, Jeongin estaba sentado en el comedor con la vista en la cocina conversando con Minie, quien estaba haciendo té. En serio la adoro.

—me miró—¿Te sientes mejor? —me preguntó Minie.

—Si, gracias.

—Aquí está el té.

Tomó con cuidado la tetera para servir el té en una taza. Tome la taza para darle un sorbo, lo único que podía calmarme aparte de la ternura y felicidad de Minie era el té. Cuanto lo adoro.

—¿Qué te pasó en la mano? —me preguntó Minie.

—¿Ah? —estaba observando lo rojo en mi mano izquierda—. Oh...—lo escondí con mi manga— nada, creo que un insecto me pico cuando dormía.

—Pero hace mucho que no vemos insectos.

—Bueno...deben estar muy escondidos —reí ligeramente.

—Bueno, tendremos que limpiar el cuarto.

—Supongo.

—¿Necesitarán ayuda? —preguntó Jeongin.

—lo mire—Jeongin, ¿donde vivías antes de todo esto?.

—Casi al centro de la ciudad en un departamento, ¿porque?.

—¿Casi al centro?! —pregunte sorprendida. Eran dos horas en auto, pero, caminando serían días—. Ahora entiendo porque estabas tan cansado y sucio.

—¿Y si le prestas ropa de Yedam? —dijo Minie.

¿Ropa de Yedam?, ¿que se volvió loca?. Por supuesto que no le prestaré ropa de mi hermano, aunque...sí su ropa está muy sucia, supongo que también podría prestarle la bañera y algo de ropa, ya que.

—suspiré—De acuerdo...acompáñame.

Le decía a Jeongin, pero claro, Minie nos siguió. El cuarto de Yedam era de puerta azul, aún tenía todas sus cosas tal y como él lo había dejado cuando se vue a Busan, no quería entrar y ponerme sentimental, a pesar de que lo escuche antes de que muriera, diciendo que me quería, no era suficiente, quería abrazarlo, estar ahí en su último suspiro, pero no, solamente escuche su voz.

—Puedo...¿preguntar quien es Yedam? —preguntó Jeongin.

—Ya lo hiciste —dije.

—Pero si no quieren respo-

—me paré de golpe para mirarlo—Si no queremos responder no preguntes cosas absurdas.

Dije molesta entre dientes para seguir subiendo las escaleras hasta el cuarto de Yedam. Solté un suspiro antes de abrir la puerta, gire la perilla para empujarla abriéndola, al parecer, el cartón que estaba en las ventanas se había caído y la luz de afuera entraba por esta.

—Pondré el cartón de nuevo —dijo Minie.

—Yo te daré la ropa —dije para caminar al armario.

Minie tomó la silla del escritorio que Yedam tenía para acercarlo a la ventana y subirse a este. Abrí el armario, encontrándome con toda la ropa de Yedam, camisas, pantalones, chamarras, etc.

—Bueno...toma lo necesario, puedes usar la ducha, no te acabes el agua caliente.

—De acuerdo, muchas gracias.

—No hay de que– dije formando una pequeña sonrisa con mis labios –.

El hizo lo mismo, nos quedamos observando al otro durante unos segundos hasta que reaccione para voltear a ver a Minie, quien le ponía cinta al cartón sobre la ventana para que no se viera por esta. Me acerque a ella para ayudarla sosteniendo el cartón para que ella pudiera poner la cinta.

—¿Puede ser mi papá? —susurró.

—¿Que?!...¡estás loca!– susurre.

Soltó una risita para bajar de la silla y salir del cuarto para ir al suyo.

—Bueno, las toallas están en el baño, nosotras estaremos en su habitación.

—De acuerdo.

Salí de ahí para ir con Minie a su habitación. Al entrar a esta, note que Minie no estaba aquí.

—¿Minie? —pregunte confundida.

—¡Mamaaa! —grito desde abajo.

Asustada y preocupada, bajé las escaleras corriendo. Al terminar de bajarlas escuche ruidos en la tienda junto a quejidos de Minie, la puerta que daba esta estaba completamente abierta, cuando entre, Minie estaba cubierta con una caja de cartón mientras dos zombies estaban intentando morderla. Saqué mi arma para apuntarles y disparare a ambas, pero por desgracia no murieron, ambas voltearon hacia mi para correr hacia mi momento en que les disparé en la cara y murieron, cayendo al suelo.

—¡Minie estás bien?! —corrí hasta ella para quitarle el cartón, dejarlo por cualquier lado y abrazarla—. Tranquila, tranquila...estoy aquí.

Inmediatamente correspondió al abrazo, se encontraba llorando, por suerte no tenía ningún rasguño o gota de sangre encima que era lo que más me aterraba.

—Escuché un ruido, cuando entre, dos zombies ya estaban dentro de la tienda, lo siento —dijo entre lágrimas.

—No, no tranquila esta bien —dije mientras limpiaba sus lágrimas.

—No lo volveré a hacer, tenía miedo.

—Está bien, es normal.

Me abrazó de nuevo. Voltee hacia la entrada, al parecer las cajas que bloqueaban la entrada las cuales contenían las piedras se habían movido, como si los zombies se hubieran vuelto más fuertes de lo que eran, era imposible de que la abrieran. Al observar los dos zombies muertos, note que uno de ellos tenía la piel pálida casi como yo hace rato, pero con manchas negras las cuales eran mordidas.

—suspire—No dejaré que nada te pase Minie...¿de acuerdo?...te amo.

El Apocalipsis nos Unió  - JeonGinWhere stories live. Discover now