Mi vida a tu lado #2 [TERMINADA✓]

Capitulo treinta y siete.

Narra Rudt.

Nueve años más tarde...

Los últimos años de mi vida (desde el nacimiento de mis hijos) sin dudas habían sido los más felices y tranquilos de mi existencia.

No era un misterio que los primeros dos años nos costó adaptarnos por razones que ya conocíamos.

No volvimos a saber de los psicópatas que nos rodeaban, al parecer se resignaron. Así mismo me mantenía inquieta la cruz de mi hombro, aún seguía allí, la promesa no estaba cumplida, Yoaquín estaba aquí.

¿Y a quién le importaba recordar el pasado? Hablemos de lo que sucedía últimamente.

Mis mellizos pelirrojos en un abrir y cerrar de ojos ya eran dos niños muy activos y capaces, tan iguales pero inconfundibles, les explicaré por qué.

A pesar de poseer las mismas características físicas, su cabello era diferente, mientras que Dylan tenía su melena lisa, Liam la tenía ondulada como yo. Sus ojos eran como replicas idénticas, como si fueran perlas mellizas y sus rostros tenían diversas pecas sin orden o patrón alguno.

Como dije, eran como un espejo doble de mí, pero... hablemos de actitudes.

El mayor de ambos: Dylan era un niño muy inteligente y astuto, tenía una sonrisa encantadora y sus manos estaban echas de algodón, amaba las artes y tocaba a guitarra junto a su padre, ambos eran un dúo encantador y sus voces eran como suaves y armoniosos pétalos de flores renacientes en primavera. Era muy talentoso y bondadoso, había heredado por parte de la laguna el don de curar, ayudaba a cada ser vivo del apocalipsis incluyendo plantas, veces no le importaba quedar exhausto con tal de reparar una insignificante rama, para él todo en esta vida tenía valor.

En cambio, Liam...

Era todo lo contrario a su hermano. Era un muchachito muy rebelde y destructor, la razón por la cual a Dylan le gustaba ayudar a los demás y remendar rupturas era porque Liam las causaba, era como si uno era el sol, y el otro la luna, el mellizo malvado y el bueno.

Liam era muy escandaloso y para nada cauteloso, a veces pensaba que se parecía a Aiden. Le gustaba el bullicio y los juegos de golpes, mencionando esto siempre se encargaba de lastimar a su hermano a propósito ya que por más que Dylan pudiera curar, no lo podía hacer en sí mismo. A veces no entendía su rebeldía, tal vez se debía a que el no nació con ninguna habilidad, gracias a los dioses.

La tranquilidad no estaba incluida en la personalidad del travieso pelirrojo.

De todos modos, ellos dos eran mi mundo, amaba la bondad de Dylan y el escandaloso Liam.

Ambos crecieron debajo de la laguna desconociendo lo que era el exterior y nuestra alborotada historia con los cambiantes. Por mucho tiempo viví aterrada de saber que aun estaban aquí, que los buscarían y los harían daño. Fue un trauma de años, pero lo superamos como familia.