- Lo siento -Consigo decir en un suspiro-. Lo siento, debí preguntarte cuando encontré la nota, dudé de ti y de tu confianza... Lo siento, de verdad.

- Estoy acostumbrada a que duden de mí Styles, no seas el primero en arrepentirte -Posa una mano en mi hombro a modo de consolación.

- No, no quiero ser como el resto Atenea -Ha dado un par de pasos así que me giro para encararla y ver que ella se ha detenido para escucharme atentamente-. Tú confías en mí lo suficiente como para cerrar los ojos y dormir mientras sabes que estoy en la otra habitación, dudas de todos, menos de mí... -Esboza una sonrisa cansada y asiente de lado-. Sé que reaccioné como un terco, dejé de hablarte y te culpé por algo que no comprendía.

- Yo soy la primera que reacciona antes de preguntar, no te sientas culpable -Suelta una pequeña risa entre dientes-. A lo mejor lo aprendiste de mí.

- No me entiendes, no es eso lo que quiero decir. Lo que quiero... Lo que necesito que sepas es que confío en ti.

- Hay palabras que no concuerdan con los actos.

Y tras decir eso guarda silencio para poderse marchar. Me ha desgarrado el alma, fría y rota, ¿Por qué no le dije que la encontré? ¿Por qué mierda me he estado comportando como un capullo? Niego con la cabeza antes de salir en marcha con el coche al gimnasio particular de Malik, un sitio donde prácticamente sirve de reunión y charlas con compañeros que están en la misma o mayor cagada que tú. El paisaje se me difumina a la hora de aparcar, no sé si son lágrimas lo que me brota de los ojos o la velocidad que me ha impactado en forma de viento por la ventana. Estoy eufórico, no he dicho todo lo que tenía dentro, no he aclarado nada, quizás siga pensando que soy la misma persona o me vea incompetente, un débil, alguien que entró en el ala más peligrosa del psiquiátrico por un capricho con su padre, eso soy para ella, nadie se le compara, nadie de allí, de aquí o de ese ala Sur es como Atenea, nadie es competencia para ella, incluso puede que se sintiera como un gato en una ratonera esperando a que abrieran las puertas para devorarnos a todos.

Mis ojos se clavan en la espalda ancha del hombre que siempre habla con ella, el único que parece tolerar, el único con el que ríe y gruñe sin amenazar con partirle la tráquea: Joet.

- Pero mira quién ha venido -Dice en tono gracioso y saludo al mismo tiempo mientras levanta unas pesas de pecho-. ¿No has entrenado esta mañana? Tenía entendido que estarías ocupado en la tarde con la hermanita del jefe.

- Parece que te llega mucha información -Digo entre risas unidas a las suyas, no me molesta que sepa más de lo que debería, al final trabaja para Zayn y está al tanto de lo que ocurre.

- Tengo la sensación de que no es casualidad que hayas venido a mí -Deja la pesa de doscientos kilos sobre su cabeza, descansa y se reclina apoyando los codos en sus rodillas para mirarme, se limpia el sudor y pide la botella de agua a mi lateral.

- ¿Quieres hablar en otro momento?

- No, está bien, ya que has venido no te haré dar la vuelta -Ríe alzando los hombros-. ¿Qué sucede Styles?

- ¿Recuerdas el encargo que nos tocó juntos? -Asiente volviendo a las pesas-. Me dijiste que debía ser más... Discreto y que era muy valiente por jugar con fuego ¿A qué te referías?

- Llamas mucho la atención Harry, no solo me refiero a tu atractivo con las mujeres que al final, es un punto de distracción en muchos trabajos y juega a tu favor, me refiero a cómo te has estado comportando este tiempo de ausencia con Atenea.

- ¿Entonces debo ser discreto con ella?

- No hombre, no es eso, la cuestión es que debes tener cuidado con la información que le haces llegar, vives con ella y por lo que se te permite vivir, no dudaría en que podría matarte en menos de un segundo si quisiera -Bufo pero no me niego, no pienso retarla para averiguarlo-. Has estado coqueteando con chicas, has hecho encargos fallidos, no se te ve centrado y tampoco parece ver en ti al chico que ayudó a salir de ese lugar de locos. Si quieres divertirte sé más discreto, sé un hombre, limpia todo rastro de culpa y haz que se sienta orgullosa de haberte salvado el culo.

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