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El azabache se encontraba guardando sus pertenencias en su casillero, el cual se notaba pulcro y ordenado, me preguntaba si sus apuntes también se hallaban así. Sacó un termo de su mochila oscura y bebió de él mientras verificaba qué clase le tocaba, guardó el objeto mencionado anteriormente y sacó una carpeta de argollas.

—¿Desde cuándo te babeas por el capitán?

La voz de Eren me sobresaltó a tal punto que pegué un pequeño brinco, con ardor en mis pómulos le di un golpe considerablemente fuerte en el hombro.

—¡¿Tanto baloncesto te quemó el cerebro?! —exclamé en susurro— ¿yo babear por él? Por supuesto que no.

—Um, no eres buena mintiendo —mencionó Mikasa que se encontraba en mi lado derecho— no sabía que te gustaban mayores.

—Y yo no sabía que te gustaban badulaques que dicen "qué" —respondí cruzándome de brazos.

—¿Qué? —preguntó Eren, haciendo que mi amiga y yo nos esforzáramos en no soltar una carcajada— como sea, ¿en serio no te gusta?

—N-no, no me gusta —contesté lo más seria posible.

—Entonces, no habrá problema si te reto a hablar con él ¿no es así? —mencionó Eren con una sonrisa maliciosa.

—Te diría que sí pero falta poco para que regresemos a clase y...

—¡Hey, Levi! —exclamó el castaño, en un rápido movimiento me empujó hacia el azabache, tomó a Mikasa de la mano y salió corriendo dejándome sola con el capitán del equipo de baloncesto.

A espaldas de Levi, pude ver a Eren corriendo junto a mi amiga alzando el dedo pulgar con una sonrisa en el rostro; nunca tuve tantas ganas de herir a alguien.

Tragué saliva cuando enfoqué mi vista en los orbes zafiro de la persona frente a mí.

—Eres Lenz, ¿no? —preguntó el azabache con voz neutra, sin apartar su vista de mis ojos— Silvia Lenz.

Asentí con los nervios a flor de piel, por lo que comencé a jugar con las correas de mi mochila

—Hola —saludé con una sonrisa tímida. 

Wᴇ·ʀᴇ DᴇᴍᴏɴsWhere stories live. Discover now