Accidente #26: La cueva de los héroes

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Ese pensamiento lo llevó a apresurar el paso a aquel camino secreto que el siempre usaba para atender a sus clases impuestas por el hurón, caminando a lo largo de aquella sección oculta delimitada con bambús, descendiendo hasta ver el jardín de cerezos, el lago de los koi de trueno. Y mientras su aliento mermaba sus ganas de correr, logró divisar su objetivo, la cueva del metal cazador, notando como el propio W estaba enfrente de esta, viéndose completamente pasivo mientras miraba al interior de la cueva.


—¿S~se encuentra ahí? — cuestionó de forma temerosa el pelirrojo mientras se acercaba a la altura de W, el mismo que le aseguró su pregunta con un gesto afirmativo


Fue así como su maestro saltó de su capucha para colocarse frente al joven expresando una expresión inmersa en la emoción infantil que le caracterizaba.


—¿Estas listo?... Recuerda usar tus guantes


Ante esas palabras, el joven se tensó mientras de los bolsillos de la sudadera empezaba a buscar algo; pero aquello no estaba ahí, y fue cuando recorrió los bolsillos traseros de las bermudas cuando pudo sujetar entre sus manos un par de guantes deportivos que al sacar se pudieron identificar como aquellos que el azabache le había regalado.

Tras ello, este se empezó a colocárselos de forma nerviosa, colocándose el equivocado de manera repetida hasta que finalmente tras unos intentos finalmente pudo colocárselos de manera correcta. Y ya estando en sus manos, empezó a abrir y cerrar la mano con repetividad al sentir como aquellos guantes le hacían sentir extraño, algo a lo cual tendría que acostumbrarse.


—También quiero que tengas en mente el gran sacrificio que has hecho para adquirir aquella técnica— su habla calmada se tornó sumamente serio ante el chico mientras le brindaba una mirada determinada —Así que te lo diré de frente... Solo tendrás una oportunidad, y cuando llegue, debes usar la brecha que te otorgará esta misma... Mira al ambiente como una parte tuya, o rómpete como una frágil hoja en un huracán... La decisión es tuya, Nyron Zhongli... Mi estudiante


Aquellos enunciados tomaron un gran significado en aquel chico a lo que solo pudo reaccionar tragando saliva mientras le daba una amarga mueca al suelo, sintiéndose sumamente patético.



Departamento de la familia Zhongli [Noche anterior, 9:55 PM]

A paso apresurado, un pelirrojo irrumpió en su propio hogar llevando entre sus manos aquella caja amarilla algo rasguñada. Tras ello, lo que pudo ver de lleno en su lugar fue la luz de la sala que le cegó por un instante mientras por las prisas se caía sobre su propio peso, denotando como su cuerpo se encontraba sumamente tembloroso ante las imágenes que había visto hace unas horas. Fue así como su maestro descendió de su cabeza y se plantó en el suelo del departamento haciendo un gesto de apuro con sus patas, por lo que este mismo desapareció en el pasillo que daba a los cuartos, algo que notó extraño hasta que vio como este animal se colgaba de la perilla de la puerta de su cuarto y se introducía tras ver una abertura en ella.

Su atención fue atraída por el suelo mientras se levantaba poco a poco; sin embargo, se vio notoriamente alertado cuando notó otra presencia acercándose desde el mismo pasillo donde se había ido su elocuente maestro.


—¡Ny! — la voz de Cynthi canturreó para él con gran emoción —¿Qué haces en el suelo? — su voz se cuestionó mientras daba cierto aire infantil

El maestro del rey del mundo (En edición)Where stories live. Discover now